Al encontrarse con la verdad aparecen los símbolos por dos razones.
Por lo pronto, porque el despliegue de la inspiración no es
enteramente realizador. La verdad es tan bella que nunca acabaremos de
cantarle. También porque no sabemos hacerlo, faltos de recursos. La inspiración
mantenida irá haciéndonos crecer y podremos materializar el canto.
Pero hay una segunda razón: la verdad que sale al encuentro no es la
verdad entera (no es mujer fácil).
El símbolo es lo operado en
esas condiciones, es decir, el remitir a una verdad que todavía no ha
salido íntegra al encuentro, desde una verdad patente mas no operada por
completo.
El artista queda insatisfecho de su obra, pero su entusiasmo no cesa,
siempre quiere más.
Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y
su crecimiento, pp. 197-206
.
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