Las criaturas, cualquier
criatura, vuelven con facilidad a la nada. Un mosquito, una rana, un
dinosaurio, desaparecen de la existencia más rápido que las goticas del rocío.
Están muy cerca de la nada.
Sin embargo, nunca se
confunden con Dios.
Son lo que Dios quiere,
dependen de Dios, distinguiéndose de Dios.
En cambio, lo que nos
hace ser eternamente es el destino recibido de Dios. Esa es mi más grande distinción.
Mi vocación.
¿Quién seré?
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario