El radical cristiano es la persona.
La filosofía cristiana siempre ha considerado que lo más alto en el ser es la persona.
Otra cosa es que haya profundizado suficientemente en las raíces de su dignidad.
Polo alcanza a descubrirla radicalmente libre.
No dependemos de Dios de manera arbitraria, sino como hijos libres.
La libertad que se corresponde mejor con este radical es la libertad trascendental.
La persona se destina.
Dios la ha incluido en el ámbito de la máxima amplitud. Siempre podemos dar más.
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