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Sí. En todas sus dimensiones.
Por ejemplo, aunque sea una forma mínima de coexistencia, fruto de la gracia primera, las aperturas transcendentes de las que hablaremos un día en las etiquetas 5.12.2 orientan la persona a la búsqueda de Dios.
Otro ejemplo, la visión facial de Dios del encuentro futuro en la gloria (etiqueta 5.14).
Ya en la primera elevación, que es la creación de la persona humana (etiqueta 5.11.1) conlleva coexistencia en Dios, pues Dios acoge su coexistencia. Y al mantener la llamada, dispone a la persona (potencia obediencial decían los escolásticos), con este hábito entitativo infuso, ingresando en el ámbito de su creador.
Es en este ámbito donde la libertad personal cobra sentido, hablando de tú con Dios.
Sin la gracia, la esperanza de culminación se trunca.
La libertad es absurda sin el Otro.
O el hombre es amigo de Dios, o es un nadie, al que poco le sirve tener el granero lleno de recursos.
Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 354, 2-4
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