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Mi buen amigo el profesor Sellés testimonia que Polo, al final de su vida, sostuvo que se había equivocado al formular los cuatro trascendentales personales.
Y mantuvo que son tres:
La coexistencia libre,
El conocer personal,
El Amar personal.
Pues no consideraba que la coexistencia fuese suficientemente distinta de la libertad, porque una coexistencia que no fuese libre no sería personal.
A mi entender, pienso que debemos mantener que los trascendentales personales son cuatro.
Entre otras cosas porque voces autorizadas afirman que la libertad, temáticamente considerada, es un tema que no remite a otro tema, sino que sólo ratifica su valor metódico.
Se ajusta sólo con el futuro.
Y siendo así se abre a Dios en esperanza (en esto Sellés estará de acuerdo).
Eso distingue la libertad personal de los otros trascendentales, que temáticamente remiten, en último término a Dios pero de otra manera.
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No dudo del testimonio de Juanfer, pero prefiero mantener lo que Polo sostuvo por escrito.
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Aprendí del profesor Juan A. García González los pasos que hay que dar para abandonar el límite mental en su tercera dimensión.
Pongo aquí el enlace a un curso en el que lo explica.
En el primer paso detectamos el carácter de además: sabemos que somos coexistentes.
En el segundo paso alcanzamos que somos un coexistente libre (tal como dice Sellés).
En el tercer paso nos damos cuenta que la persona es más (valor metódico del carácter de además) y ese ser más remite a otros dos trascendentales, el intelecto personal que se busca y el amar donal que espera aceptación.
Estos dos trascendentales superiores componen la apertura hacia adentro.
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Los cuatro trascendentales se convierten entre sí jerárquicamente.
En los cuatro aparece el carácter de además.
En los cuatro aparece el carácter filial.