¿Es la sustancia la realidad por antonomasia?

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No, la realidad por antonomasia es el acto.

Por una inveterada manía, que preside en gran parte una orientación filosófica correcta, que es el realismo, se suele tender a considerar que la realidad por antonomasia es la sustancia; es lo que se llama realismo “sustancialista”.

Esto viene de Aristóteles que divide las categorías en sustancia y accidentes.

Si se entiende que la sustancia es la realidad por antonomasia se concluye que la plenitud de la noción de acto corresponde a la entelécheia. Ser real como una montaña es real, como un monolito.

Sustancia es entonces el sentido del acto más importante. Y el pensamiento sería un accidente, importante, pero accidente.

El conocimiento en acto, el acto de conocer, se considera secundario, como si fuera  un accidente de la montaña, como si fuera un volcán. Se le presta menor atención, y al fin y al cabo sería un asunto marginal a la filosofía primera.

Nosotros decimos, sin embargo, que el ser personal no es estrictamente sustancia. Podemos pensarlo o “suponerlo” como sustancia. Es correcto. Pero el ser personal es otro sentido del ser. La persona, más que sustancia es subsistente espiritual, y por lo tanto abierto por dentro.

No es lo mismo ser una montaña que “conocer” una montaña.
“Conocer” es ser comunicando con otro ser, asimilando, incorporando otras realidades.
Estamos abiertos por dentro y por fuera.

La imagen del volcán (que es sólo una imagen) nos sirve como eso, como imagen. Somos energía, enérgeia, pero no energía física sino “espiritual”. La persona puede dar más, puede darse, ser comunión.

Puedo poner todas mis “energías” al servicio de Dios. Y de los leprosos.



Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.71.2

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¿Es la "sustancia" lo más separado?

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Según Aristóteles lo real, el ente en sentido primario es lo separado, al no estar mezclado con otro. Así entendido, el ente es la sustancia, que es, antes que nada, lo separado.

La característica más neta de la sustancia no es ser en sí, sino no ser en otro. Sustancia significa realidad "separada".

Aristóteles dice también que el intelecto es "separado". De ahí, algunos han deducido que si está separado, el intelecto tiene que ser sustancia, como es el caso de la concepción del "intelecto agente" averroísta.
Si esta separación se entiende de igual modo que la separación sustancial, es una incorrecta interpretación de Aristóteles.

El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

La realidad sustancial es otro sentido del acto, y es absolutamente exterior al conocimiento.
Para la ontología la noción de sustancia es muy importante, por eso se incurre fácilmente en la confusión de incluir el conocimiento en el orden sustancial, erigiéndose la categoría sustancia en criterio único.
La sustancia no es más que lo que es, su separación es una autolimitación, en cambio, la separación del conocimiento no es una autolimitación sino apertura.

El intelecto no está separado de la misma manera. El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

El conocimiento no es una cosa, no es una caja, no es una jaula.

El meollo del conocimiento es la separación. Método y tema están separados, pero no al modo de la sustancia, sino al modo del conocer.
Método y tema "coinciden", pero no se tocan. La separación aquí es coincidencia inmaculada.

Conocer es posesión de lo conocido sin confusión óntica. La unidad entre acto de conocer y conocido es más íntima que la composición de materia-forma de la sustancia.

Falgueras dirá: conocer es hacerse otro – nótese la dualidad - ("realear" de modo distinto a como "realea" el ser sencillo).

Conocer es, sin dejar de ser quien somos, ser también otro. No es un accidente que se añade como el bronceado de la piel, que nos "cambia" accidentalmente.
Método y tema coinciden sin confundirse.






De esto habla Lluis Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 52



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¿Por qué María no podía pecar?

 


María no podía pecar porque Dios la llenó de gracia desde su concepción, es decir, le dio una libertad tal como la tendremos nosotros  en el Cielo.

En el Cielo, siendo libres, no podremos pecar porque Dios nos habrá introducido en su Amor, en su Vida eterna.

 

El pecado es el error inherente a la libertad.

Pero la libertad de María, como la nuestra en el Cielo, ya no puede errar, porque es la libertad del Amor. Es la libertad tras el Juicio particular que nos hace entrar en la Vida eterna del Amor.

 

Cuando Dios crea a María sabe que es humilde, que nunca será como el diablo, que quería ser como Dios, negándose a ser criatura.

 

Dios inaugura con María la Vida nueva, la Nueva creación fruto de su Resurrección.

 

Este es el meollo del Misterio Pascual.

 

Dios ha aceptado libremente el sufrimiento de la Cruz causado por los pecados. Nos crea y respeta nuestra libertad porque sabe que un día, tras el Juicio, seremos como María.

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Vidéo del profesor Juan Fernando Sellés sobre san José.

 


Sesión del 14 marzo 2025

https://www.youtube.com/watch?v=y3_JPNfr4o0

 

Muchas gracias, profesor.


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¿Quién es la criatura más santa después de María?

 


Después de la Virgen la criatura más santa es san José.

 

En todos los hombres, lo primero es la filiación.

En José lo superior es su paternidad espiritual (que no quiere decir simbólica). 

Espiritual como la maternidad espiritual de María que que fue antes y más Madre del Hijo según el espíritu que según el cuerpo. María también es más Madre que hija.

También tuvo el privilegio de no ser afectado por el pecado original.

La biblia no habla de que fuera enterrado. Seguramente está en cuerpo y alma en el cielo.

Esto también parece indicar que el pecado original no hizo mella en él.

 

Aportaciones de Juan Fernando Sellés, según Polo.

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¿Cuál es la aportación de Polo al tema de la afectividad?

 


Les aconsejo seguir la intervención del profesor Sellés :

https://www.youtube.com/watch?v=HWGuHkA1Kzk

 

Conferencia en INNER. La afectividad en Leonardo Polo.

 

 

No es lo primero : lo conocido

No es lo segundo : lo deseado (apetitos)

Es lo tercero : la refluencia de lo conocido y lo deseado en los diferentes niveles de la persona humana.

 

Emociones (nivel del cuerpo)

Sentimientos (nivel del alma)

Afectos del espíritu (nivel del ser personal)


¿Es dual la libertad trascendental?

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Todo en el hombre es dual.

Polo propone llamar "libertad nativa" al miembro inferior de la libertad trascendental.

Y llama "libertad de destinación" al miembro superior.

El tema de la libertad es esta libertad de destinación.

Comprendemos así que la libertad de atemática.


Epistemología 84 La libertad trascendental no es temática, los temas los introduce el yo.
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¿Qué es el pecado original?

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Según Tomás de Aquino, el pecado original es un pecado de ciencia.

La ciencia propia de Adán habría sido la ciencia sólo del bien (no del bien y del mal), es decir, del bien en tanto que incrementable.

El pecado original es la omisión de dicha ciencia y su sustitución por la ciencia del bien y del mal, que compromete al hombre en actividades indebidas.


De esto se habla en L. Polo. Antropología trascendental. Tomo I. La persona humana. p. 173.2
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¿Es el pecado original un pecado de ciencia?

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Sí. El pecado original es un pecado de ciencia.
Es la ciencia del bien y del mal.

La ciencia de Dios es sólo para el bien.

Descubrir que podemos actuar sin Dios es la ciencia del bien y del mal.

Dios no puede hacer el mal.

Decir que podemos ser Dios al comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal es la gran mentira del mentiroso.

Es el engaño que nos deja huérfanos.
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¿Qué es el pecado original para nosotros?

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El pecado original para nosotros, al ser concebidos, es un estado de privación. Una carencia con la que todos nacemos. La orfandad original.

Polo defiende la existencia de una revelación primitiva por la que los hombres fueron conscientes de esa carencia.

El hombre se dio cuenta de que no conocía y amaba a Dios como debiera.

¿Por qué? Porque nos hemos alejado, desde el origen, de Dios.




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¿Cómo explica BXVI el pecado original en la Audiencia del 6 de febrero de 2013?

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Copio lo que dijo :

"De los relatos de la creación, me gustaría destacar una última enseñanza: el pecado engendra el pecado y todos los pecados de la historia están interrelacionados. Este aspecto nos lleva a hablar de lo que ha sido llamado el "pecado original".

¿Cuál es el significado de esta realidad, difícil de entender? Quisiera sólo dar algún elemento.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que ningún hombre está encerrado en sí mismo, nadie puede vivir de sí mismo y para sí mismo; nosotros recibimos la vida del otro y no sólo en el nacimiento, sino todos los días.

El ser humano es relación: Yo soy yo mismo solo en el tú y a través del tú, en la relación de amor con el Tú de Dios y el tú de los otros. Pues bien, el pecado perturba o destruye la relación con Dios, su presencia destruye la relación con Dios, toma el lugar de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que con el primer pecado el hombre “hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien” (n. 398). Perturbada la relación fundamental, son puestos en peligro o destruidos también los otros polos de la relación, el pecado arruina las relaciones, así lo destruye todo, porque nosotros somos relación.

Ahora bien, si la estructura relacional de la humanidad viene malograda desde el principio, todo hombre entra en un mundo marcado por esta alteración de las relaciones, entra en un mundo perturbado por el pecado, que le marca personalmente; el pecado inicial daña y hiere la naturaleza humana (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 404-406).

Y el hombre, por sí solo, no puede salir de esta situación; sólo el Creador puede restaurar las justas relaciones. Sólo si Aquel, del que nos hemos desviado, viene hacia nosotros y nos tiende la mano con amor, las justas relaciones pueden reanudarse. Esto se realiza en Jesucristo, que cumple exactamente el recorrido inverso al de Adán, como describe el himno del segundo capítulo de la Epístola de San Pablo a los Filipenses (2:5-11): mientras que Adán no reconoce su ser criatura y quiere ponerse en el lugar de Dios; Jesús, el Hijo de Dios, está en una perfecta relación filial con el Padre, se rebaja, se convierte en el siervo, recorre el camino del amor humillándose hasta la muerte en la cruz, para reordenar las relaciones con Dios. La Cruz de Cristo se convierte así en el nuevo Árbol de la vida".


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¿Corrobora el Catecismo de la Iglesia católica la definición que hemos hecho del pecado original?

 


Absolutamente.

Porque el Catecismo dice en su punto 396 :

Dios creó al hombre a su imagen y lo constituyó en su amistad.

 

Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad sino en la libre sumisión a Dios.

 

Así lo expresa la prohibición hecha al hombre de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal: "Porque el día que de él comieres, ciertamente morirás" (Gn 2, 17).

 

El "árbol de la ciencia del bien y del mal" (Gn 2, 17) evoca simbólicamente el límite infranqueable que el hombre, en cuanto criatura, ha de reconocer libremente y respetar con confianza.

 

El hombre depende del Creador, está sometido a las leyes de la creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad.

 

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Vean cómo aparecen las nociones de criatura y libertad.

No solamente el hombre depende de Dios como los animales, sino que también debe usar de su libertad respetando, con confianza, las normas morales.

 

Es bonito cómo se introduce en la definición la “confianza”. 

Dios no es solamente Creador, es sobre todo, Padre.


¿Podemos entender filosóficamente "la caída" trascendental del hombre?

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Sí.
No es solamente un dato de la Revelación judía y cristiana. El pecado original, la caída, puede ser entendido desde laantropología trascendental.

No es tampoco una originalidad poliana.

Platón, por ejemplo, habla de caída y redención.

Rousseau habla del instante dichoso que hizo de un animal estúpido y limitado, caído, un ser inteligente.

También Kant hace una interpretación de la caída, considerándola como la condición de posibilidad de la libertad.
No hacer caso a la propia naturaleza, dice, es lo que hace posible la libertad, lo que abre la posibilidad de que el hombre se haga a sí mismo.
Dice por ejemplo en "En defensa de la Ilustración": el primer paso fuera del estado de naturaleza fue, por el lado moral, una caída… la historia de la naturaleza comienza, por tanto, con el bien, pues es la obra de Dios; la historia de la libertad con el mal, pues es la obra del hombre.

La caída es así, según Kant, emancipación, quedando la vida del hombre en sus propias manos y cerrando la vía antropológica hacia Dios.

Polo dirá que la postura de la Ilustración es un postulado ilusorio, que sólo se sostiene porque nunca se logrará disponer completamente de sí. Si consiguiéramos "realizarnos" completamente ¿para qué nos serviría, si no encontráramos quien recibiera nuestro don?

La caída es caída. Es "ignorar" que no tenemos réplica en nuestro interior, y por eso ignorar también que sólo con el autotrascendimiento alcanzaremos a saber quiénes somos.

Si la dinámica racional o voluntaria se absolutiza, comparece la nada (Polo, La persona humana y su crecimiento, p. 192).

De esto habla Rafael Corazón en su artículo "Antropología trascendental y Antropología teológica", en el libro homenaje a Ignacio Falgueras, Autotrascendimiento (J.A. García y J.J. Padial) p. 311.2 y 317.3

En cuanto a la "nada", pueden ustedes ir a la página "Distinción. Nada. Creación" en lo alto de este blog.


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¿Qué es la caída trascendental?

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"Trascendentalmente" hubo una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). 

No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don "nadie". 

 

Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Un buen antídoto contra el pecado original y contra el pecado en general?

 


El gran antídoto contra el pecado es la oración de petición.

Si el pecado original es la pretensión de no ser criatura, el niño que reza, María humilde, son el camino para someter nuestra libertad nativa, libremente, a nuestro destino (libertad de destinación: dar gloria a Dios).


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¿La prohibición de comer del árbol es meramente normativa?

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No.

La proposición poliana de profundizar en la distinción real de acto de ser y esencia permite comprender que la prohibición de comer del árbol del Paraíso es mucho más que una prohibición normativa.

Es una prohibición ontológica.

Esa prohibición ontológica consiste en decir que el hombre no puede disponer de su disponer. La esencia humana es el disponer "indisponible". No debemos manipular nuestra naturaleza reduciéndola a nuestro capricho, haciéndonos señores del bien y del mal.

Disponemos del mundo, disponemos aceptando y dando dones a los otros, pero no podemos prescindir de nuestra manifestación: siempre tendremos que dar cuenta de nuestro actuar. No somos autonomía absoluta.

La persona que somos no "domina" su esencia. Nuestra esencia es distinta realmente de nuestro acto de ser.
Nuestro acto de ser es la persona que somos, y la persona que somos no se hace a sí misma con su disponer, porque su disponer, aunque tenga una cierta antecedencia, es solamente uno de los encauzamientos posibles de la persona, de la libertad de la persona, sin confundirse con la persona que es más amplia (está incluida en el ámbito de la máxima amplitud). La persona que somos "desborda" y es responsable, ante Dios y ante los demás, de su disponer. Su "disponer" no es solo suyo

Si tristemente el hombre quiere reducirse a su despliegue solitario, le acaece lo que se llama conversión a las criaturas. Pretende "cosificar" su esencia, por lo que se cosifica a sí mismo.

Es ahí donde está la tragedia humana. La prohibición de comer del árbol no es meramente una prueba de obediencia, sino la señalización de la condición ontológica de "criatura", libre.

Querer disponer de nuestro disponer es contrario a la distinción real de "esencia humana" y "acto de ser personal", pues por un lado se pretende que el acto de ser sea el disponer del disponer, reduciéndose a disponer y perdiendo la libertad.

Y por otro lado, al querer identificar la persona con su disponer, se pretende no ser criatura. Eso es querer ser como Dios.

En efecto, en Dios Ser y Esencia se identifican. Dios Es lo que Es.

Si la persona humana fuera solamente lo que es su esencia, no habría distinción real, pues sería sólo lo que es. (Ésa es la pretensión de Nietzsche: querer que el yo sea solo voluntad, querer. Pensar que el ser que soy son solo mis obras).

La persona humana no dispone de su disponer (de su esencia), sino que dispone con su esencia (con su disponer) y dará cuenta de su disponer.

Inspirado en el Cuaderno de Polo sobre la esencia humana p.108.5


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¿Cuándo la libertad alcanza su destino?

 



La  libertad alcanza su destino cuando el don de nuestra vida, nuestro don, nuestra esencia humana, se une al Don siempre nuevo de Dios.

 

Ésa es la respuesta adecuada a mi vocación : al Don de Dios para mí, siempre creciente, se añade mi don, el don de mi vida : es el Don-don.

Entonces la libertad ya no puede volverse atrás pues vive eternamente unida al Don de Dios, al Espíritu Santo.

 

La libertad de destinación ha alcanzado su destino: ser siempre Amor, Comunión con Dios.

 

Sabremos que lo hemos alcanzado en el momento de nuestro Juicio particular, que es cuando Dios acepta mi don, que deviene Don-don.

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¿Por qué algunos pueden ser preservados del pecado original y otros no?

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Quizá nos acerquemos a una buena respuesta recordando las ideas sobre la distinción real entre acto de ser personal y esencia humana, difundidas por Juan A. García en su blog.

La esencia humana, apunta Juan, tiene una cierta antecedencia.

El acto de ser no es causa, sino fin, destino.

Y me parece que es por esta vía  como se puede entender mejor el pecado original.

Pues la pregunta que la gente hace es: ¿por qué Dios no me ha preservado también a mí del pecado original?

El plan de Dios es que no pequemos. Pero nuestra vida antecede al querer de Dios.

Si el pecado original, como proponemos, es la pretensión de no ser criatura inherente a la libertad nativa, solamente la persona humilde, antecede a la libertad de destinación, es decir, a la Comunión con el querer de Dios.

La respuesta antecedente de María, hizo que el plan de Dios se cumpla.

Pienso que otras mujeres y otros hombres pueden ser preservados del pecado original.
María lo fue pues Dios buscó una de esas mujeres en su Pueblo, Israel, para llenarla de su gracia santificante. 


Juan A. García, en su blog sobre Polo, del día 4 de abril 2010, aborda la distinción.
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"
La etiqueta 1.7.0 contiene las preguntas sobre la distinción real.


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¿Monogenismo o poligenismo?

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José Ángel  Gª Cuadrado en el libro de Antropología teológica publicado por Eunsa tiene un capítulo consagrado a la Evolución y un párrafo en el que responde a nuestra pregunta sobre el monogenismo (en la página 222.2).

Allí dice que hay que conservar las fórmulas por prudencia (fórmulas de Pío XII en la Humani generis), pero que si un día la ciencia prueba que el hombre viene de varias parejas, se podría salvar la herencia común del pecado original.

Dice así : Los documentos magisteriales no han llegado a definir como de fe el monogenismo, aunque esta interpretación concuerda más fácilmente con una interpretación literal de los libros revelados.

Concretamente, en un documento publicado en respuesta a algunos errores contenidos en el Catecismo holandés se lee lo siguiente : “Si algún día la ciencia probara el poligenismo, habría que concluir que la verdad de fe, expresada en fórmulas cuyo sentido obvio es monogenista, tendría que ser despojada, como de una escoria, de ese sentido aparente”.

No obstante, la formulación monogenista explicaría de una manera más fácil la verdad de la transmisión del pecado original; por esta razón en ese mismo documento se afirma:
“La Iglesia se mantiene adicta a la perspectiva monogenista, y esta actitud es prudente".

En efecto, los enunciados tradicionales sobre Adán y Eva, y sobre el género humano caído en Adán (aunque en su forma no tengan que tomarse al pie de la letra), la Iglesia sabe que contienen una verdad perteneciente a la historia de la salvación, verdad que el Magisterio tiene la misión de salvaguardar.

No podría decir lo mismo, en estos momentos, de las fórmulas poligenistas. Por consiguiente la Iglesia conserva y pide que se conserven los enunciados tradicionales, considerando que son los únicos que con certeza salvaguardan lo que la fe nos ha dado.

Pero la Iglesia lo hace sin cerrar los ojos ante los problemas que suscitan los descubrimientos científicos.

De hecho los últimos documentos magisteriales no han tratado explícitamente la doctrina del monogenismo como necesaria para la comprensión cristiana de la realidad del pecado original.

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¿Es el cuerpo humano inmortal?

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El cuerpo del hombre, como el de los animales, desparecerá por razones biológicas.

Sin embargo, el cuerpo humano es inmortal en la medida en que es esencializado.

Pongamos un ejemplo. Mi espíritu podrá siempre volver al día en que mi madre me compró el libro "Aventura en el río".

Podremos reconocer como "nuestros" los ámbitos en los que el cuerpo se ha prolongado, sea en obras culturales, sea en expresiones simbólicas corporales.

Si la unión entre alma y cuerpo es más completa somos inmortales.

Incluso los cuerpos de los niños abortados vivirán en la mente de quien los amó y ama, en la memoria de Dios, que es eterna.

Si somos de carne y hueso es porque para nuestra alma el cuerpo es aún opaco. Debemos abrirlo, con gestos, con símbolos, con trabajo.

En el Paraíso los cuerpos eran transparentes. Adán conocía su sentido, por eso pudo dar su nombre a cada cosa. La presencia de Satán enturbió la mirada y apareció la muerte.

Glosa a Urbano Ferrer. Consideraciones sobre la relación mente-cerebro. Studia Poliana 11,  p.56.3


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¿Era inmortal Adán en el Paraíso?

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Sí, porque gracias al precepto de no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, no podía pecar. Su libertad no podía errar.

Mientras se sometiera al mandato divino no caería en el error inherente a la libertad nativa : el no querer ser criatura.

El pecado original es un pecado de ciencia: el querer conocer sin Dios, sin ser criatura. El conocimiento "solitario", sin el precepto, (sin Dios) provoca la posibilidad de pecar, de que su libertad erre.

Deviene mortal al no saber descifrar ya el sentido de su cuerpo. No sabe llevárselo en el tránsito. Y al no poder ofrecer su vida a Dios, no es aceptado en el Juicio.
Es la verdadera muerte : la condenación.

Para saber más sobre el pecado ver la etiqueta 12.3.1


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Rápidamente, ¿qué es el corazón?

 



El corazón es el centro de mi yo.





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¿Qué entendía Polo al principio como “corazón”?

 


Al principio parece que Polo entendía por corazón lo neurálgico del hombre, que según el decir poliano sería de orden trascendental o del nivel del acto de ser.

 

Así, por ejemplo, escribe que el corazón humano se corresponde con Dios como con su tema.

 

De ser así, Polo tomaría el corazón según el significado bíblico. (Muchos entienden que el significado bíblico del corazón es la persona humana. Polo matizará esa idea).

 

También en un primer momento Polo indicaba que el corazón es sede de los afectos positivos y negativos.

 

Por lo demás, si la esperanza para Polo es personal, y vinculaba ésta al corazón humano  con ello admitía de algún modo la equivalencia entre persona y corazón. Esa equivalencia se encuentra también en inéditos polianos que responden a la grabación de conversaciones filosóficas.