¿Se dualiza el acto de ser personal con su esencia?

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No.

El acto de ser humano no se dualiza con su esencia.

La esencia humana es el "disponer".

La esencia humana depende del acto de ser personal (y por consiguiente se distingue realmente del acto de ser personal), pero no se distingue "tanto" para ser otro radical, o ser otra persona, o ser un mundo distinto.

Esta "dependencia" se puede formular diciendo que es el sentido "transversal" del "además". 
El acto de ser personal produce la esencia al volver hacia el límite mental.



Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"
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¿Qué es primero, la verdad o el amor?

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En la persona la verdad y el amor están unidos antes de su distin­ción en operaciones de facultades distintas.

La verdad personal, en el hombre, es indisolublemente amor, superabundancia. Es la verdad cantada. A dúo y en coral.

La verdad en sus raíces no es un remedio necesitado.
Lo dice Rilke: el hombre está más allá de todo fin. No se acaba.
El mundo se va terminando en objetivos, pero el amor humano, entonces, rebrota.

No se puede decir que lo que sigue a la verdad no sea verdad. Toda la hondura del espíritu se manifiesta en el canto, y sin verdad es imposible cantar.
Por tanto, no es verdad que ante la verdad solo quepa detenerse.
Eso es consecuencia de la perspectiva subjetivo-objetualista derivada del afán de certeza cartesiano.

Someter la verdad al criterio de la certeza constituye un error.
El error no es sino paralización de la verdad: cogito, sum, como principio de la filosofía. Soy lo que soy. Parménides subjetivo.
Entonces no hay cabida más que para las ideas claras y distintas.

Pero la verdad no está destinada a aquietar la sospecha o la duda, sino a movilizar.

Verdad y amor en comunión.


Etiqueta 5.2.1 la verdad y su encuentro;
Etiqueta 5.2.1 la verdad;
Etiqueta  20.13.0 Descartes;
Etiqueta  5.5.3 amar donal;
Etiqueta  1.2.2 amor;
Etiqueta  1.0.0 preguntas para empezar;

Etiqueta 15.0.0 Polo genial.
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¿Por qué decimos que en el cielo nuestra esencia estará por encima de nuestro acto de ser?

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La Esencia divina es el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el Don de Dios, la Vida divina.
 
Pues bien, llegamos al Cielo cuando nuestra vida (nuestro don) es aceptado en el Juicio por el Amor de Dios.
Entonces el Don asume nuestro don, somos Don-don.
 
En la Vida eterna nuestro crecimiento sigue libremente al Espíritu Santo.
 
La persona que somos se manifestará, libremente, con el Espíritu Santo, que está por encima de ella.
Nuestra esencia, nuestra vida, estará así por encima de nuestro ser personal. Es el Don-don.

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El carácter de además, como muy bien explica el profesor Juan A. García, se mantiene sin término.

Es decir, que en el Cielo, el co-ser sigue siendo “además”.

Su sentido “transversal” es la producción de su esencia. Su manifestación.

Pero en el Cielo, el don de la persona humana es aceptado por el Espíritu Santo. Es el Don-don.

Seguiremos creciendo, seguiremos manifestándonos libremente, pero ahora al modo “eterno”. Seremos trinos (como le gusta a Juanfer) o, seremos 4 (si contamos con María.


¿Cuándo nuestro don esencial será trascendental?

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Nuestro don esencial será trascendental en el Cielo. Aunque con una salvedad.
 
Salvador Piá pensó el amar donal como una tríada vertical: dar-aceptar-don.
 
Alberto Vargas lo piensa como una tríada horizontal en la que los tres miembros son trascendentales.
 
A mi entender, Adam Solomiewicz (p.38 de Scerpta) acierta cuando propone que el amar donal es dual, con dos estructuras donales:
Primera: aceptar el actus essendi dado por Dios.
Segunda: dar a Dios el don esencial esperando su Aceptación.
 
El don que la persona humana da, es esencial.
 
Es en la estructura donal tercera (la Salvación) donde el don, al ser aceptado por Dios, es elevado a la altura de la Comunión con Dios. Es lo que me he atrevido a llamar Don-don.
 
Dios, al asumir la Humanidad de Cristo, asume en ella nuestros dones, que no se pueden mezclar con la esencia divina. Nuestra Comunión no será nunca Identidad, sino filiación divina adoptiva (esta es precisamente la salvedad de que hablábamos antes).
 
Vargas rechaza la 2ª tesis de Polo sobre el amar donal (el dar y el aceptar comportan el don, que la persona puede dar sólo a través de su esencia (AT I pp250-251).
 
Solomiewicz sostiene que el don es siempre esencial, por lo que la persona humana no es radicalmente trina.
 
Pienso que el don será trascendental en el Cielo.
Sin embargo, en esta vida, tenemos una anticipación de nuestra Comunión en Dios por la gracia santificante (es lo que hemos llamado "la pantalla del Var" en el mito del ascensor acristalado).

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El profesor Juan A. García explica muy bien el sentido transversal del carácter de además : que es precisamente la esencia humana, que procede del descenso o vuelta del co-ser humano a su punto de partida, que es el límite mental.
La esencia humana en el Cielo es trascendental en tanto que aceptada por Dios.
Aquí en la tierra todavía no es trascendental pues se está constituyendo.
Sin embargo, por la gracia, tenemos una anticipación de lo que seremos en el Cielo.


¿Es Polo un místico?




Don Leonardo dice: no callemos, entremos a fondo en el misterio de Dios.

El salto a la mística como refugio para no perder la fe es muy común en la teología europea.
Para justificarla dicen: esto es irracional, está por encima de la razón.
La mística es una manera de decir: callemos ante el misterio de Dios.

Polo dice lo contrario: no callemos, entremos a fondo en el misterio de Dios.

La actitud filosófica de Polo no es mística, pero tampoco lógica, tampoco objetivista, es un meta-metafísico.
Se puede hacer metafísica de una manera más alta.
Hagamos filosofía primera. Además de la metafísca.
El además no es menos primario que el persistir, que el principo.
El ser que es “además” de la conciencia de objeto.


¿Qué es la voluntad?


La voluntad, de entrada, es pura potencia pasiva

 Éste es uno de los grandes aciertos de Polo que le permite purificar la libertad, que era esclava del querer, desde antes de Lutero. 
 La modernidad identifica voluntad y libertad y ésta con la espontaneidad. Es presentada como fuerza, como energía. 
Pero entonces la voluntad se cosifica ya que se la entiende como si fuera una causa eficiente más en el universo, determinada, como el volcán echa su fuego, sin poder engendrar palomas. 
 La voluntad no es así. 

 La voluntad es ciertamente capacidad, potencia. ¿De qué? De bien. 
 La intención de la voluntad es intención de otro (recordemos que la intención de la inteligencia era intención de semejanza). 
 ¿Qué es lo otro? Lo otro es el bien. El bien es lo otro que el ser, en orden a la realización del ser. 

La voluntad es capacidad de hacer el bien
No este bien o el otro, pues entonces no sería potencia pasiva "pura", ya que estaría determinada por algo, como el apetito de comer está ya determiando por la comida. 
 La persona posee esa capacidad de querer el bien absoluto. 

Y es la persona la que activa, libremente, responsablemente, su voluntad al imperarla: quiere esto o quiere lo otro. 
 Por eso decimos que es potencia "pasiva" pura, pues "depende" de la persona. 

 La persona posee un hábito innato, la sindéresis, con dos miembros: querer-yo y ver-yo. La razón práctica (ver-yo) presenta el bien posible y el querer-yo ejecuta, si la persona quiere. 

Para saber más: 
 
Etiqueta 5.2.2 Preguntas sobre el bien. .

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¿Es lo mismo pensar y ser?



La sentencia de Parménides "pues lo mismo es pensar y ser" puede entenderse como una primera formulación de la admiración. 

 Ese "lo mismo" quiere decir, en último término, que lo estable que existe en el hombre coincide, se corresponde, está abierto, a la verdad del ente, a lo que existe de estable en la realidad exterior al hombre ; por eso, a la metafísica también se le puede llamar ontología, estudio del ser y del pensar. 

Esta manera de ver las cosas muestra cómo Polo sabe apreciar y sacarle partido hasta a su mayor enemigo, Parménides. 

Polo es el filósofo de la distinción y aquí justifica que incluso los que confunden pensar y ser, lo hacen escandilados por la admiración ante lo estable.

(Parménides ha descubirto la actualidad, formulándola como "ente"). 

El principio de la filosofía es la admiración, descubrir que existe lo estable, el firmamento estrellado. 

El segundo paso es la puesta en marcha de la capacidad de verdad que es propia del alma humana. 

En nosotros hay algo que es también estable pues somos capaces de mirar y admirar el cielo. 

Hay en mí algo que, estando en el tiempo, es también intemporal. 
Algo que puede medir la realidad, y ese algo es mi mente (mensura). 

Pero lo que hay en mí no es lo mismo que lo que admiro. 

No es lo mismo pensar y ser. 
Porque no es lo mismo el ser del universo que el ser personal. 
El ser del universo sencillamente es. 

El ser personal es "además". 

Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.39.4 

 Para saber más: 
Sobre el ente: .............Etiqueta 1.3 
Sobre lo real: ..............Etiqueta 1.0 

¿Aísla el sentimentalismo de la realidad?

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Sí. 
Porque los sentimientos nos dan noticia de cómo nos encontramos y no de cómo es la realidad. 

 Los sentimientos ayudan, coloreando nuestro conocimiento de la realidad, pero a veces pueden distorsionar la imagen, como cuando ponemos demasiado color a una foto. 

Exceso de verde, exceso de azul. 
El sabio los ajusta. 

Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.277 .

¿A qué llamamos intencionalidad "pura"?

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Se llama "pura" a la intencionalidad que es sólo intencionalidad.

a) No hay nada físico y b) no es constituida por el acto.

a) La fotografía remite a la realidad, pero hay en ella algo físico que no remite : el cartón. El cristal opaco del espejo tampoco remite, lo que remite es la imagen virtual.

b) Tampoco es intencionalidad pura la que está constituida por el acto. Por eso, propiamente sólo es pura la intencionalidad de semejanza propia del "objeto". La intencionalidad del objeto conocido  remite, es solo remitencia a un aspecto de la realidad. El acto de conocer no remite, es coactual con el objeto conocido. Sólo el objeto intencional es pura intencionalidad.

La intencionalidad de alteridad, o intencionalidad del acto de querer, no es pura, pues está constituida por el acto, el acto interviene modificando la tendencia. La persona está presente, interesada, en el querer.

La intencionalidad de los sentimientos, que llamo relacional, es "dual". Es una intencionalidad de enlace. Es un va y viene. En cuanto se "siente" es pura, en cuanto que "tiende" está constituida.

De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 71.2
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¿Qué dos sentidos conforman la dualidad radical de la persona humana?


Los sentidos “nativo” y “destinativo” impregnan todos los niveles de la persona humana. 

Esto muestra que estos dos sentidos conforman la dualidad radical. 
Venimos de Dios y vamos a Dios.


Pueden ustedes acceder a la propuesta de Adam en este enlace :
https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/59347/1/02_solomiewicz_29_web.pdf

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¿Qué significa acto "actuoso"?

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Entre los distintos sentidos del acto, acto "actuoso" es el acto que no se detiene.
Nuestros actos se detienen cuando alcanzan su fin.
Veo una casa. El objeto, la casa, al suponerla, detiene el acto en presencia.
El objeto supuesto es la presencia.

Pero al ver, seguimos viendo. Mientras que "vemos" el acto es actuoso.

El acto de ser del universo persiste.
Gracias al hábito de los primeros principios podemos advertir la persistencia del ser. Nuestro conocimiento se detiene.

Sin embargo, el ser personal, solidario con la sabiduría, es "además", no se detiene, busca, es inagotable.

El "además", la persona humana, es un acto completamente actuoso, libre.

Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p. 202.4 y 5

Para saber más:
Sobre el objeto y la presencia:…….Etiqueta 2.4.0
Sobre el acto:……………………………….Etiqueta 1.2.1
Sobre el acto de ser personal : …..Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :………………….…….Etiqueta 5.5.0
Sobre el carácter de además: …….Etiqueta 5.4.0

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¿Qué es un acto detenido?

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El acto que no se mantiene como acto. La actualidad.

El acto actual está detenido: se piensa lo mismo que se piensa, ya se ha pensado.

En cuanto que actual, el acto ha llegado a ser acto y ya está. Se ha agotado.

Para que el acto no se agote, para que sea “actuosidad” y no “actualidad” debe depender, debe ser siempre “hacia delante” y no un acto detenido.

Si no se admite o si se deja de lado la creación, la realidad se estabiliza, como la sustancia pensada: las cosas son lo que son, y ya está.

Otra posibilidad es pensar la realidad como enteramente efímera, un “todo” que fluye como un río.

De esto habla Polo en Antropología trascendental I, p. 136.3

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¿Por qué decimos que la persona humana, siendo dual, está llamada a ser triádica?

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La dualidad radical de la persona humana (nacer – destinándo.se) tiene su Origen en el Amar de Dios.
Y su destino es dar gloria a Dios con más amor.
 
La persona humana “será” Don de Dios y don humano (Don-don).
 
Pues bien, el don es constituido por la persona humana en su relación esencial con otra persona humana.
Amor + amor ; Don-don.
 
El don más intenso procede de la relación esencial de la persona humana con la Humanidad de Cristo.
 
Siendo dual intrínsecamente, la persona humana está llamada a darse a Dios y al prójimo.
El 2 deviene 3.
El 2 es la dualidad radical.
El 3 : Dios – la persona humana – otra persona humana.
 

¿Cómo define Aristóteles el movimiento

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Lo define como "acto de la potencia en cuanto que está en potencia".

Es decir, es una potencia que está pasando a acto.
Ya es acto, pero también es potencia.
Corremos en acto mientras estamos corriendo.

Éste es el movimiento físico o transitivo, kínesis, que no posee su fin todavía : construir una casa. Sólo al terminar de construirla, al terminar el movimiento, poseeremos su fin, la casa.

Aristóteles llama también movimiento al movimiento inmanente, que posee "ya" su fin. Al ver, vemos "ya".

Es lo que llama enérgeia : el acto que posee "ya" el fin.
La kínesis  no lo posee del todo, es un proceso.

Las definiciones clásicas del movimiento físico lo expresan así :
« El acto de lo en potencia, en tanto que en potencia ».
 « El acto imperfecto de lo imperfecto »

Polo dirá : movimiento es la concausalidad de la causa eficiente con la causa formal y la material.

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¿Qué es el intelecto agente?

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Según el planteamiento poliano, el llamado "intelecto agente", el lumen intellectus es un "trascendental personal". Por eso es preferible llamarlo intelecto personal, o intellectus ut co-actus.

Tradicionalmente se atribuye al intelecto agente la iluminación de la fantasía que realiza la abstracción. Sería la luz que ilumina los objetos de la imaginación o fantasía.
Esa luz, lumen intellectus, forma la especie impresa intelectual.

Polo afima que es más exacto  decir que corre a cargo de la sindéresis, hábito nativo del intelecto personal.

Clásicamente el intelecto agente tiene diversidad de funciones. Polo interpreta esta diversidad diciendo que el intelecto personal, es solidario con la sabiduría, y de esa dualidad nacen dos hábitos nativos: el hábito de los primeros principios y la sindéresis.

La abstracción debe ser atribuida, pues a la sindéresis (hábito innato, unido al intelecto).

Los hábitos innatos lo son del radical personal que Polo llama intellectus ut actus.

La persona es luz,
satán es lucifer.
Y la Luz es el Verbo.



Glosa a Antropología trascendental. I. La persona humana. p.153.3
De esto se habla también  en Antropología trascendental. I. La persona humana. p.154, nota 4

Para saber más:
Sobre el intelecto agente:….….Etiqueta 5.5.2
Sobre el inteligir personal:…….Etiqueta 5.5.2
Sobre la inteligencia:…………....Etiqueta 6.2.1
Sobre la luz del conocer…….….Etiqueta 2.0.3
Sobre la abstracción:…………....Etiqueta 2.5.2
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¡Benoit XVI!



El profesor Sellés nos ha transmitido una bella anécdota:
 
Tal vez te guste recordar hoy (sábado, 31 diciembre 2022) lo siguiente:
 
Cuando descubrí a mitad del libro “Introducción al cristianismo” de Ratzinger, que éste pensaba lo mismo que Polo sobre la persona.
Y que lo hacía con el mismo método que Polo, es decir, a través del abandono del conocimiento objetivante.
 
Además, sin haberse conocido el uno al otro.
 
Me fui inmediatamente a casa de don Leonardo a leerle la página en la que Ratzinger dice lo mismo que él.
 
Y entonces Polo me contestó: "Me alegro de no ser el único raro en el s. XX".