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Digamos primero que el aceptar, el dar y el don de la persona humana son la tríada amorosa
del trascendental personal humano llamado “amar personal”.
El dar trascendental
(divino o humano) es el ser personal en tanto que iniciativa de la persona para
ofrecer dones a otra persona.
Es un dar sin perder.
El dar trascendental "humano" es la "iniciativa" del cuarto trascendental personal descrito por Polo (el amar donal). Es
un dar con reservas, pues siempre podrá dar más.
No pierde, pues podrá seguir dando. Pero “pierde” la ocasión de dar bienes mejores.
El dar puro es el Dar trascendental "divino", que da sin reservas, ni pérdidas.
Y con ganancias.
Las ganancias en Dios son la manifestación de su Gloria.
El crecimiento de Dios es distinto que el nuestro. Es más que crecimiento. Es el Origen del crecimiento. Algunos le llaman hípercrecimiento.
No pierde, pues podrá seguir dando. Pero “pierde” la ocasión de dar bienes mejores.
Las ganancias en Dios son la manifestación de su Gloria.
El crecimiento de Dios es distinto que el nuestro. Es más que crecimiento. Es el Origen del crecimiento. Algunos le llaman hípercrecimiento.
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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.46:
"El dar trascendental es
dar sin perder, la actividad superior al equilibrio de pérdidas y ganancias.
El
dar trascendental puro es el Dar divino que da sin reservas ni pérdidas y con
ganancias. Las ganancias en Dios no son crecimiento, sino híper-crecimiento".
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Pueden ustedes saber más yendo a:
Pueden ustedes saber más yendo a:
-“Aclaraciones sobre y
desde el dar" de don Ignacio Falgueras.
- pp 51-82 de J.A García
González en “Antropología y trascendencia”.
- Studia Poliana, 21 :
Beto Vargas “El crecimiento del ser personal”.
- p.229 de “Filosofía y economía” de Polo.
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