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Tiene razón Juan A. García
cuando dice que la Identidad debe declararse Originaria.
La distinción en el Origen no es la distinción Ser-Esencia, (Dios y sus obras), sino Distinción de Personas en la Identidad divina.
No hay resquicios en el Ser. Dios no se degrada en su manifestación.
Ignacio Falgueras habla de la Identidad del Dar, del Aceptar y del Don supremos.
Dios es Identidad.
La Esencia de Dios no es su manifestación. Dios no se esencializa a través de su acción, sino que su Esencia es su Ser.
Nótese la diferencia con el planteamiento de Nietzsche que presenta el ser como un yo que se esencializa en sus actos voluntarios.
Si no hay resquicios en el Ser, las nuevas esencias (usted y yo, por ejemplo) deben ser creadas mirando a su inserción en el Don que es Dios.
La actividad de las nuevas esencias va dirigida "hacia" la posteridad. Y así se separan, distinguiéndose la esencia que son y el ser que serán (serán siempre en futuro al ser inidénticas). Seguiremos siendo, las criaturas, futuro indesfuturizable, saciándonos sin ser nunca saciados.
En el planteamiento poliano la persona esencializa su mundo, añadiéndolo al Ser Originario, al ofrecerlo y ser aceptado.
Comprendan ustedes que no es el yo el que se esencializa con su acción. El yo es el ápice de la esencia humana.
Es la persona (siempre en futuro) la que se manifiesta gracias al yo.
En las criaturas hay siempre distinción entre esse y essentia.
La Identidad debe declararse Originaria. La Identidad es Dios.
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia –Ser. Su distinción"
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