No es lo mismo
diálogo que consenso.
En el consenso las
dos partes ceden algo para llegar a un acuerdo. El regateo es propio del
consenso, pero no del diálogo.
El diálogo es un
asunto que la humanidad tiene pendiente. Porque, en la relación entre seres
humanos, hemos pasado de la esclavitud a la relación entre el capital y el
salario.
Esa es la fórmula
moderna que a Locke se le ocurrió. Locke dijo que hay hombres que no pueden ser
propietarios, y como no pueden ser propietarios, la única manera que tienen de
subsistir es ser asalariados de otro. Pero ese otro no es un sujeto, sino la
constitución de una masa de capital. El dinero es el vinculante.
Entonces la relación
económica entra en crisis pues no hay un
proyecto común, sino interés. Desaparece la institución en tanto que tarea
conjunta.
Hay diálogo, en
cambio, cuando sí que existe el proyecto común, porque ese proyecto es querido por las dos partes.
Si mandar significa
ordenar que el otro haga lo que yo quiero, pueden ocurrir dos cosas: que el
otro haga lo que yo quiero, porque no tiene más remedio o por una gratificación
externa; o que haga lo que yo quiero, porque él también lo quiere. Y entonces
hay diálogo.
Debe darse ese diálogo,
y la amistad, entre el trabajador y el empresario.
Y para eso hace falta
que el trabajador no sea un mero asalariado: ha de formar parte de la institución.
Otro caso de falta de
diálogo es el personalismo: el no darse cuenta de que se forma parte de una
institución en la que todos deberían hacer suya la tarea.
Así responde, más o menos, don Leonardo a la
pregunta nº 32 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz
con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista
Miscelánea poliana.
Para saber más vayan a las etiquetas de este
blog:
18.1.1 analítica del amor;
9.2.0 trabajo;
1.5.5 diálogo
Pinchen aquí para acceder a la entrevista
completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html
.
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