Una de las genialidades de Polo es su noción de
"réplica".
Le servirá para explicar cómo el hombre, que está en
busca de su identidad (¿quién soy?) sólo la encontrará, precisamente, en su
"réplica", al destinarse a su destino.
Intentemos una primera aproximación a la noción de
"réplica". Me voy a alargar pues no es un tema fácil. Aquí
abordaremos sólo la "réplica" del universo, en otro momento
investigaremos sobre la "réplica" de la persona humana.
Partiremos de un dato de experiencia: el universo
existe.
Pues bien, cuando el hombre conoce el universo, posee,
en su mente, una "réplica" del universo.
Aristóteles lo dice: el hombre es, en cierto sentido,
todas las cosas.
Prestemos atención, pues vamos a dar un salto mortal:
la "réplica" que poseo del universo no es "simétrica" al
universo.
¿Por qué? Porque el ser del universo es el ser
sencillo, el ser como "fundamento", es lo que es. Monolítico como
Parménides. (Parménides es el gran enemigo, por decirlo así, de Polo). Este ser
es sencillamente lo que es, desplegándose según el movimiento, según el orden
que existe en el universo.
Mientras que su "réplica" en mi mente no es
simétrica a ese ser, pues no es sencilla, sino dual (porque conozco lo que
conozco, yo conozco el universo).
El hombre "esencializa" el universo : lo
hace entrar en su propia esencia, al conocerlo. (ver etiqueta 06.01.00
Preguntas sobre la esencia humana).
Al universo esencializado por la mente, Polo lo llama
"mundo".
Notemos la dualidad: no se trata de que el mundo
exista sólo en la mente, en cuanto conocido, sino que el hombre dispone del
universo gracias a su mente.
El mundo no es una réplica simétrica del universo,
pues en ese caso, el mundo sería también un ser sencillo, fundamento. Y
acabamos de decir otra cosa, concretamente, que el ser del universo está
conectado al hombre. El hombre se dualiza con el universo transformándolo en mundo.
Fuera del hombre, el universo es un ser sencillo, lo
que en metafísica clásica se llama "fundamento". Gracias al hombre,
sin embargo, el mundo es dual. Un universo al que se le ha añadido la persona
humana.
El hombre no crea el universo con su mente, lo
perfecciona, según la dualidad del ser del hombre, transformándolo en mundo.
Gracias a su mente, el hombre está en el universo no
como un murciélago más, sino haciéndolo "mundo". Todo cambia en el
universo cuando aparece el hombre, pues se le ha añadido una energía nueva,
creadora de novedades.
Tal perfección, que Polo llama, insisto,
"mundo", es del orden de la esencia del hombre. El hombre
"dispone" del universo gracias a su mundo.
Aquí conectamos con la cultura, que es prolongación de
la naturaleza (pero no de la naturaleza del universo, que es siempre sencilla,
sino de la naturaleza que el hombre ha recibido de sus padres, naturaleza que
deviene así, al crecer en el hombre, esencia del hombre, "vida" del
hombre y de la mujer, don que se puede ofrecer).
El universo no tiene réplica.
¿Tiene réplica la persona humana? Ése es el tema de la
investigación de la etiqueta 5.4.2
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario