Polo llama "Intimidad" al
principio de dación.
Alcanzar ese principio aclara
definitivamente la noción de persona.
No somos sólo "yoes",
subjetividades, inmanencia.
La capacidad de dar es más radical incluso
que las cotas más altas de nuestra esencia, (que son las virtudes).
Pues si somos generosos es porque, más
adentro, está la fuente del dar. Nacemos-destinándo.nos.
El hombre es un ser personal porque es capaz de dar. Dar íntimamente,
se entiende: no es el dar chocolatinas, sino la fuente del otorgamiento.
Desde la persona, dar significa aportar.
Desde la intimidad todo lo que tenemos
(instrumentos, pensamientos, virtudes) adquiere la belleza del amor (de la
comunión interpersonal entre dares).
Por eso dice Polo que el aportar refrenda el tener.
Lo más íntimo no es el yo, sino la persona:
el dar, aceptando el don.
El yo se queda en don.
Puedo así olvidarme de mí (de mi yo),
concentrándome en quien lo acepta (mi amante).
Y nos saltamos a la torera (si está
permitido hablar así), toda la filosofía moderna con sus inmanentismos,
idealismos y subjetividades.
Glosa a
Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p.
131.2