A lo que hace que el ser, sea.
(Nótese la distinción entre el "ser" y
"lo que es").
La filosofía se inicia con la admiración, nacida al
descubrir que hay algo que no cambia, que es firme, que no es ser mordido por
el tiempo: el ser.
Se llama esencia a la verdad de los entes reales, a su
meollo, a ese intríngulis que tienen dentro y que les hacer ser lo que son.
Aristóteles dirá que las esencias de las cosas no
están en el mundo platónico de las ideas, sino en las cosas mismas. Las cosas
son. Los entes son. "Lo que son" es su esencia.
Y Aristóteles explica los cambios en el mundo sublunar
por la composición entre potencia y acto. Las esencias se transforman porque
están en potencia. Son movidas, se actualizan, desde las esferas celestes,
gracias al orden que existe eternamente en el universo: la causa final.
El Acto sin potencia, Acto puro, motor inmóvil, mueve
todo sin moverse. Conoce todo, es conocimiento del conocimiento, sin inmutarse.
Este aristotélico Acto puro (sin potencia) no es
creador. Es eterno como el universo y su movimiento.
Tomás de Aquino es el que descubre que, en los entes
reales, la composición de potencia y acto no es solamente la composición de
materia y forma, sino que hay una composición más profunda: la que existe entre
"lo que es" y el "ser", esencia y “acto de ser” (essentia
et esse).
En efecto, las esencias (clásicamente: las
substancias), no existen por sí mismas. La esencia del elefante no existe por
sí misma. Un elefante concreto comienza a existir cuando en el universo aparece
su forma sustancial, es decir, cuando la materia se organiza genéticamente como
elefante. Pero la “esencia” de elefante no existe por sí misma, al ser
contingente.
Hay un acto que la hacer ser y ese acto es el esse
o "acto de ser".
Polo considera que no existe un acto de ser para cada
ente del universo, sino un único “acto de ser” que hace ser al conjunto del
universo y que se despliega según las cuatro causas.
Sin embargo, cada persona es creada directamente por
Dios. Cada persona es un “acto de ser” personal.
Entendemos así que no es lo mismo el acto de ser del
universo que el acto de ser personal de cada persona. Acto de ser que se
convierte con la persona.