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Platón pone las ideas en otro mundo.
Aristóteles las pone en las "sustancias racionales".
Polo en las "personas".
Aristóteles sabe que pensar es despertarse.
Y describe la dualidad "potencia – acto" como un despertar.
Polo ha hecho notar que Aristóteles obtuvo las nociones de potencia y acto al estudiar el conocimiento.
Pero, cuando mira el mundo, Aristóteles dará prioridad a otro sentido distinto del acto: la "forma" de los seres vivos. Se escandila ante la forma primera de los entes del universo: "la sustancia", la forma sustancial como acto primero.
Ejemplo: un embrión pasa de potencia a acto (pero ya no como un despertarse, sino como la terminación de un movimiento).
Aristóteles oscila entre esos dos sentidos del acto. Y se equivoca, y con él su tradición, cuando da la prioridad a la sustancia.
Podemos por tanto calificar a Aristóteles de "sustancialista" cuando pone el pensamiento en las sustancias racionales, como si fuera un accesorio añadido.
Las ideas se ven entonces como accidentes. Del mismo modo que un perro puede ser pintado de verde o tener dos orejas, los hombres (y algunas mujeres) tendríamos pensamientos.
Polo es aristotélico cuando en su teoría del conocimiento vuelve al primer sentido del acto (la energéia aristotélica, el acto de pensar): pensar es despertar.
El pensamiento no es un accidente, porque las sustancias no pueden "tener" pensamientos del mismo modo que los elefantes tienen trompa.
Un perro pensado no muerde.
Yo puedo "pensar" la sustancia con pensamientos añadidos, pero esa sustancia no piensa. Eso es una construcción mental.
En la realidad (Polo es realista) los pensamientos "dependen" de las personas.
Y eso es lo que Aristóteles desconoce: las personas.
La persona no es sustancia (lo es solamente en nuestro pensamiento, si hacemos una clasificación lógica de los seres).
La persona, en la realidad, es un ser distinto del ser del universo (es, aunque suene extraño, extracósmica).
Los entes del universo no pueden jugar con Dios. Dios juega con los hombres (y con las mujeres), con las personas. Que son seres capaces de recibir regalos.
A un gato podemos regalarle un cascabel, pero él ni se entera.
Sólo las personas son capaces de recibir realmente dones en cuanto dones.
Dios hace a las personas el regalo del logos, que es un "juego" familiar.
Al abrir la caja, los niños encuentran infinidad de elementos (pensamientos) que pueden unir (eso es la lógica) de innumerables modos, construyendo paraísos, o estrellas, con los que jugar con Dios.
En el universo aristotélico, el Acto Puro es glacial. Las ideas son chispas de hielo que adornan a las sustancias racionales. Puro aburrimiento. O puro agotamiento, como la filosofía de Hegel.
Polo critica esa seriedad y abre la filosofía a la poesía.
Los protagonistas son los amantes: las personas.
De esto se habla entre otros lugares en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 17, 4 y en el artículo "Logos y persona" recogido en la revista digital Miscelánea, nº 6.
Para saber más:
Etiqueta 1.2.1 Acto
Etiqueta 20.4.3 Aristóteles. Potencia-Acto
Etiqueta 6.8.0 metalógica de la libertad
Etiqueta 5.0.0 persona humana
Etiqueta 15.0 Polo genial
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