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Clásicamente se define la naturaleza como la esencia de un ser, en cuanto que es principio de operaciones.
Así se hablaría de naturaleza divina, naturaleza humana, naturaleza de un animal, según las operaciones que pueden realizar Dios, el hombre o el animal.
Sin embargo, me gusta caracterizar la naturaleza como la índole del ser que nace.
Lo que somos, de entrada, eso es nuestra naturaleza: salvo Dios, que es Identidad, somos seres inidénticos con una tensión que nos conduce hacia nuestra identidad.
Esa tensión marca la definición de naturaleza.
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¿Es analógica la noción de naturaleza?
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Sí.
No es lo mismo la naturaleza de Dios, que es simple,
la naturaleza del hombre, que es dual,
y la naturaleza física, que es sencilla.
Propiamente "naturaleza" no se debe decir de Dios, porque naturaleza es la índole del ser que nace, de la criatura.
"Naturaleza" tiene algo que ver con la "necesidad". Es como una tendencia necesaria hacia la identidad de cada ser.
Dios es Idéntico. En Dios no hay tendencia.
Las criaturas son inidénticas. Tienden necesariamente hacia su identidad.
Es cierto que la naturaleza de Dios es su Misterio, su eternidad, que es necesaria. Pero al mismo tiempo Dios es Libre, con la libertad de Dios, nada se opone a su Identidad, a su Amor que es Dar trascendental, actividad presente en todas las actividades. Simplicidad absoluta.
La naturaleza física es una tensión necesaria, muy sencilla y "natural" del ser que llamamos primero. Reglada por el orden que Dios a puesto al universo.
En el hombre encontramos también una "necesidad", que es dual.
De un lado es la tensión que nace de una llamada libre a su identidad amorosa, que le hace buscar quién le hará feliz, su réplica divina.
De otro lado, en tanto que intracósmico, su cuerpo tiene la tensión natural propia del instinto animal.
La dualidad humana, la naturaleza humana, es libre y al mismo tiempo necesaria. Imagen de Dios.
Ver etiqueta 1.12.1 Naturaleza y libertad.
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Sí.
No es lo mismo la naturaleza de Dios, que es simple,
la naturaleza del hombre, que es dual,
y la naturaleza física, que es sencilla.
Propiamente "naturaleza" no se debe decir de Dios, porque naturaleza es la índole del ser que nace, de la criatura.
"Naturaleza" tiene algo que ver con la "necesidad". Es como una tendencia necesaria hacia la identidad de cada ser.
Dios es Idéntico. En Dios no hay tendencia.
Las criaturas son inidénticas. Tienden necesariamente hacia su identidad.
Es cierto que la naturaleza de Dios es su Misterio, su eternidad, que es necesaria. Pero al mismo tiempo Dios es Libre, con la libertad de Dios, nada se opone a su Identidad, a su Amor que es Dar trascendental, actividad presente en todas las actividades. Simplicidad absoluta.
La naturaleza física es una tensión necesaria, muy sencilla y "natural" del ser que llamamos primero. Reglada por el orden que Dios a puesto al universo.
En el hombre encontramos también una "necesidad", que es dual.
De un lado es la tensión que nace de una llamada libre a su identidad amorosa, que le hace buscar quién le hará feliz, su réplica divina.
De otro lado, en tanto que intracósmico, su cuerpo tiene la tensión natural propia del instinto animal.
La dualidad humana, la naturaleza humana, es libre y al mismo tiempo necesaria. Imagen de Dios.
Ver etiqueta 1.12.1 Naturaleza y libertad.
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¿Son equivalentes la sustancia, la naturaleza y la esencia, según Polo?
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No.
A veces se toman indistintamente y son muchos los textos, sobre todo aristotélicos o aristotélico-tomistas, en que no se aprecian muchas diferencias entre ellas.
¿En qué se distinguen según Polo?
Hay sustancias que no son naturalezas.
Son sustancias elementales (Polo las llama también sustancias naturadas). Son lo puramente elemental, lo que hoy son los quarks, los bariones, etc. Son meras sustancias. Puros efectos, pero no causas; puros efectos, o sea, que a su vez no causan. Las sustancias naturadas son sustancias carentes de naturaleza, brutas sustancias.
Hay otras sustancias superiores, justamente porque son también principo de operaciones.
Por ejemplo, las sustancias vivas, los vivientes del universo; o sea, un animal como sustancia, o una planta. Las sustancias superiores no se limitan a ser sustancias, sino que además son causas de. Llamamos naturaleza a esas sustancias: a la sustancia en tanto que principio de operaciones.
Si las sustancias elementales se caracterizan por su hilemorfismo (causa material + causa formal), las sustancias superiores se caracterizan por su tricausalidad (causa material + causa formal + causa eficiente intrínseca).
¿Y qué es el esencia? Para responder a esta pregunta debemos avanzar otra distinción: la que existe entre la esencia humana y la esencia física, o, como vamos a ver, el universo como esencia.
La esencia del universo no es otra cosa que la unidad ordenante que aparece con la causa final. El universo como esencia es justamente la totalidad causal. Polo la suele llamar tetracausalidad (material + formal + eficiente + final).
El universo es entendido así como una tetracausalidad.
La esencia del universo o el universo como esencia es la tetracausalidad, la unidad de orden y su cumplimiento necesario.
La unidad de orden en cuanto que unidad ordenante. Es la unidad como telos, como fin.
Si se entiende bien este orden intracósmico distinguiremos con facilidad por un lado, la esencia humana, y por otro lado el universo como esencia, ya que la persona humana es extracósmica.
Y también distinguiremos la esencia del universo del acto de ser del universo.
El acto de ser del universo es el primer principio, o ser primero. Es el ser trascendental que se distingue realmente de las causas predicamentales.
La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36.2, 37.2 y 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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No.
A veces se toman indistintamente y son muchos los textos, sobre todo aristotélicos o aristotélico-tomistas, en que no se aprecian muchas diferencias entre ellas.
¿En qué se distinguen según Polo?
Hay sustancias que no son naturalezas.
Son sustancias elementales (Polo las llama también sustancias naturadas). Son lo puramente elemental, lo que hoy son los quarks, los bariones, etc. Son meras sustancias. Puros efectos, pero no causas; puros efectos, o sea, que a su vez no causan. Las sustancias naturadas son sustancias carentes de naturaleza, brutas sustancias.
Hay otras sustancias superiores, justamente porque son también principo de operaciones.
Por ejemplo, las sustancias vivas, los vivientes del universo; o sea, un animal como sustancia, o una planta. Las sustancias superiores no se limitan a ser sustancias, sino que además son causas de. Llamamos naturaleza a esas sustancias: a la sustancia en tanto que principio de operaciones.
Si las sustancias elementales se caracterizan por su hilemorfismo (causa material + causa formal), las sustancias superiores se caracterizan por su tricausalidad (causa material + causa formal + causa eficiente intrínseca).
¿Y qué es el esencia? Para responder a esta pregunta debemos avanzar otra distinción: la que existe entre la esencia humana y la esencia física, o, como vamos a ver, el universo como esencia.
La esencia del universo no es otra cosa que la unidad ordenante que aparece con la causa final. El universo como esencia es justamente la totalidad causal. Polo la suele llamar tetracausalidad (material + formal + eficiente + final).
El universo es entendido así como una tetracausalidad.
La esencia del universo o el universo como esencia es la tetracausalidad, la unidad de orden y su cumplimiento necesario.
La unidad de orden en cuanto que unidad ordenante. Es la unidad como telos, como fin.
Si se entiende bien este orden intracósmico distinguiremos con facilidad por un lado, la esencia humana, y por otro lado el universo como esencia, ya que la persona humana es extracósmica.
Y también distinguiremos la esencia del universo del acto de ser del universo.
El acto de ser del universo es el primer principio, o ser primero. Es el ser trascendental que se distingue realmente de las causas predicamentales.
La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36.2, 37.2 y 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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¿Qué precisiones son oportunas al abordar el tema de las naturalezas?
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Tenemos que ir con cuidado en el empleo de los términos, pues hay que hacer las distinciones oportunas, para no caer en formulaciones vagas que simplemente se escriben, pero no se entienden desde dentro.
Las naturalezas son tricausalidades : causa material + causa formal + causa eficiente.
Las naturalezas del universo devienen esencia del universo gracias a la causa final, que es el orden : así se despliega la unidad de orden.
Otra precisión importante : las sustancias elementales son las bicausalidades (materia + forma). Sin embargo cuando hablamos de "sustancia" del hombre nos estamos refiriendo al individuo como origen y principio de sus acciones.
La naturaleza del hombre también es tricausal. Lo que la distingue es el alma humana, que no es como la causa eficiente que mueve intrínsecamente a los animales y plantas.
El alma del hombre es causa eficiente + vida añadida (lo que se añade son los hábitos, las disposiciones libres de la persona).
De ahí que la esencia humana no sea como las esencias del universo, pues la esencia humana indica precisamente la "emergencia" de la naturaleza en hábitos (disposiciones libres, que no costumbres).
En el hombre los hábitos no están en el orden de la causalidad, pues son perfeccionamientos no debidos a la causa final sino a la persona que dispone, haciendo que la naturaleza se autoesencialice.
Polo propone considerar la esencia humana como autoperfección habitual.
Es la persona la que dispone, no la causa final.
Este planteamiento novedoso permite superar la visión de la libertad como mera espontaneidad natural y, al situarla en la persona, muestra mejor su semejanza con Dios.
Ver Cuaderno La esencia humana p. 75.2
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Tenemos que ir con cuidado en el empleo de los términos, pues hay que hacer las distinciones oportunas, para no caer en formulaciones vagas que simplemente se escriben, pero no se entienden desde dentro.
Las naturalezas son tricausalidades : causa material + causa formal + causa eficiente.
Las naturalezas del universo devienen esencia del universo gracias a la causa final, que es el orden : así se despliega la unidad de orden.
Otra precisión importante : las sustancias elementales son las bicausalidades (materia + forma). Sin embargo cuando hablamos de "sustancia" del hombre nos estamos refiriendo al individuo como origen y principio de sus acciones.
La naturaleza del hombre también es tricausal. Lo que la distingue es el alma humana, que no es como la causa eficiente que mueve intrínsecamente a los animales y plantas.
El alma del hombre es causa eficiente + vida añadida (lo que se añade son los hábitos, las disposiciones libres de la persona).
De ahí que la esencia humana no sea como las esencias del universo, pues la esencia humana indica precisamente la "emergencia" de la naturaleza en hábitos (disposiciones libres, que no costumbres).
En el hombre los hábitos no están en el orden de la causalidad, pues son perfeccionamientos no debidos a la causa final sino a la persona que dispone, haciendo que la naturaleza se autoesencialice.
Polo propone considerar la esencia humana como autoperfección habitual.
Es la persona la que dispone, no la causa final.
Este planteamiento novedoso permite superar la visión de la libertad como mera espontaneidad natural y, al situarla en la persona, muestra mejor su semejanza con Dios.
Ver Cuaderno La esencia humana p. 75.2
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¿Son la naturaleza divina y la naturaleza humana del mismo orden?
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No.
La naturaleza divina y la naturaleza humana no son naturalezas en el mismo sentido.
La naturaleza humana es susceptible de hábitos (disposiciones libres de la persona). La naturaleza humana puede crecer.
La naturaleza divina no crece. No es susceptible de hábitos.
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No.
La naturaleza divina y la naturaleza humana no son naturalezas en el mismo sentido.
La naturaleza humana es susceptible de hábitos (disposiciones libres de la persona). La naturaleza humana puede crecer.
La naturaleza divina no crece. No es susceptible de hábitos.
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¿Es lo mismo decir esencia humana que naturaleza humana?
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No.
Expliquemos cómo se distingue la naturaleza o sustancia natural propia de cada persona humana, de la capacidad de automejoramiento, que es lo que llamamos propiamente esencia humana.
Cabe decir, en primer lugar, que el hombre es una sustancia natural capaz de autoperfección.
Un perro no se autoperfecciona, su naturaleza se despliega según el orden del universo. Es intracósmico.
La persona humana sí que se autoperfecciona.
Más que autoperfección podemos hablar de automejoramiento. En efecto, perfección tiene la connotación de algo "acabado", de despliegue "completo" de lo que una naturaleza es capaz de dar.
Pero el crecimiento humano es irrestricto, siempre se puede mejorar.
Esa capacidad de automejoramiento, esa potencialidad peculiar del hombre es lo que Polo llama esencia humana.
Es esencia libre cuyo ápice es el yo. Es el yo el que manda, la torre de control.
Y el yo activa la naturaleza humana, el dinamismo de la voluntad. Nótese cómo llamamos naturaleza a lo recibido de entrada (ver etiqueta 4.2).
La persona humana recibe una naturaleza que debe activar desde su yo.
La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.40.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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No.
Expliquemos cómo se distingue la naturaleza o sustancia natural propia de cada persona humana, de la capacidad de automejoramiento, que es lo que llamamos propiamente esencia humana.
Cabe decir, en primer lugar, que el hombre es una sustancia natural capaz de autoperfección.
Un perro no se autoperfecciona, su naturaleza se despliega según el orden del universo. Es intracósmico.
La persona humana sí que se autoperfecciona.
Más que autoperfección podemos hablar de automejoramiento. En efecto, perfección tiene la connotación de algo "acabado", de despliegue "completo" de lo que una naturaleza es capaz de dar.
Pero el crecimiento humano es irrestricto, siempre se puede mejorar.
Esa capacidad de automejoramiento, esa potencialidad peculiar del hombre es lo que Polo llama esencia humana.
Es esencia libre cuyo ápice es el yo. Es el yo el que manda, la torre de control.
Y el yo activa la naturaleza humana, el dinamismo de la voluntad. Nótese cómo llamamos naturaleza a lo recibido de entrada (ver etiqueta 4.2).
La persona humana recibe una naturaleza que debe activar desde su yo.
La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.40.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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¿Cómo se distingue lo humano de lo intracósmico?
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Las naturalezas intracósmicas (plantas y animales) están sujetas al orden del universo. Se despliegan según ese orden.
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Las naturalezas intracósmicas (plantas y animales) están sujetas al orden del universo. Se despliegan según ese orden.
Las naturalezas estrictamente intracósmicas (plantas y
animales) están sujetas al orden del universo físico. Se despliegan según ese
orden.
La naturaleza humana, sin embargo, es solamente hasta
cierto punto intracósmica (ciertamente somos también materia y la causa
material nos retrasa), pero al estar esencializada (pues es manifestación de
una persona humana) la naturaleza humana es, de entrada, extracósmica, pues aunque
el orden del universo físico le afecta (nos produce jaquecas y reumatismos) está
regida por las disposiciones de la persona.
La naturaleza humana está tipificada desde su inicio,
tiene unos rasgos únicos, personales. Es el cuerpo de una persona concreta, y
no sólo un cuerpo con rasgos genéticos de la especie.
También naturalmente, es decir, de entrada, antes de
que se manifieste la vida espiritual, lo humano es distinto de lo intracósmico,
porque la naturaleza humana es típica.
La naturaleza del elefante no es típica, pues no es un
don otorgado a una persona, sino, sencillamente, un número de su especie.
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¿Puede mejorarse la naturaleza humana?
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El hombre puede crecer por sí mismo, libremente, porque es radicalmente libre. Por eso descubre alternativas, modos de vida mejores, que no los descubriría si estuviera "determinado" por su naturaleza a vivir de un modo concreto (como las tortugas).
El arte o la ciencia de ese crecimiento libre es la ética.
Me parece importante no olvidar que la persona está por encima de la naturaleza. No es que tengamos que ser mejores porque nos lo pide nuestra naturaleza. Tenemos que ser mejores porque somos personas, y nos lo piden las demás personas.
Ser persona es vivir-con otros, ser personas.
Los animales no deben ser "mejores", sino que siguen meticulosamente lo que está determinado por su naturaleza.
La "naturaleza" es lo que la creatura recibe de entrada, al ser creada. La naturaleza humana que la persona humana recibe, está abierta, es libre, por eso la persona puede autoperfeccionarse, mejorar su naturaleza, hacerla crecer, esencializarla.
El hombre perfecciona su naturaleza, se autoperfecciona, adquiriendo los hábitos que mejoran su inteligencia y su voluntad.
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El hombre puede crecer por sí mismo, libremente, porque es radicalmente libre. Por eso descubre alternativas, modos de vida mejores, que no los descubriría si estuviera "determinado" por su naturaleza a vivir de un modo concreto (como las tortugas).
El arte o la ciencia de ese crecimiento libre es la ética.
Me parece importante no olvidar que la persona está por encima de la naturaleza. No es que tengamos que ser mejores porque nos lo pide nuestra naturaleza. Tenemos que ser mejores porque somos personas, y nos lo piden las demás personas.
Ser persona es vivir-con otros, ser personas.
Los animales no deben ser "mejores", sino que siguen meticulosamente lo que está determinado por su naturaleza.
La "naturaleza" es lo que la creatura recibe de entrada, al ser creada. La naturaleza humana que la persona humana recibe, está abierta, es libre, por eso la persona puede autoperfeccionarse, mejorar su naturaleza, hacerla crecer, esencializarla.
El hombre perfecciona su naturaleza, se autoperfecciona, adquiriendo los hábitos que mejoran su inteligencia y su voluntad.
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¿Pueden surgir novedades en el universo físico?
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El universo físico no se auroperfecciona.
Sin embargo, es posible que surjan cosas nuevas, susceptibles de más orden y belleza.
La evolución es un caso de más o menos ordenación.
Pero atención, el mayor orden del universo, no se puede confundir con la autoperfección que se da a sí misma la persona adquiriendo hábitos buenos, que no son del orden del universo, sino que emergen como disposiciones libres de la persona.
La naturaleza del universo no es autoperfección, pues todo está ordenado por la causa final, por el orden que rige el universo.
No se añade, pues, ninguna perfección, es sencillamente el orden del universo que rige y que hace que existan en su interior las distintas naturalezas vegetativas, animales y humanas.
Las naturalezas intracósmicas nacen según el orden del universo.
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El universo físico no se auroperfecciona.
Sin embargo, es posible que surjan cosas nuevas, susceptibles de más orden y belleza.
La evolución es un caso de más o menos ordenación.
Pero atención, el mayor orden del universo, no se puede confundir con la autoperfección que se da a sí misma la persona adquiriendo hábitos buenos, que no son del orden del universo, sino que emergen como disposiciones libres de la persona.
La naturaleza del universo no es autoperfección, pues todo está ordenado por la causa final, por el orden que rige el universo.
No se añade, pues, ninguna perfección, es sencillamente el orden del universo que rige y que hace que existan en su interior las distintas naturalezas vegetativas, animales y humanas.
Las naturalezas intracósmicas nacen según el orden del universo.
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