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Dios es el absolutamente Otro, pero no en el sentido de que sea tan diferente de nosotros que sea imposible de conocer.
Algunos se extasían hablando del Otro, como Misterio. Vaciando el Misterio de contenido.
Dios es Otro, porque es absolutamente distinto.
Lo es por dentro, en la Unidad de tres Personas.
Cada Persona divina es distinta de las Otras en perfecta unidad.
Y Dios es absolutamente distinto hacia fuera, cuando crea otras personas.
La persona humana se sabe distinta por dentro, dual. Busca en su intimidad el quién, el otro, que le diga quién es, que acepte su don. Y no lo encuentra.
En su intimidad, la persona se encuentra sola.
Dios, cuando la llama, cuando la crea, se hace el Otro para ella. Por eso, Dios es el absolutamente Otro, el siempre Otro para la persona humana.
Las demás personas son también "otras", pero sólo hasta un cierto punto. En efecto, son "otras" relativamente porque, o se mueren, o no nos saben decir todo lo que seremos. El absolutamente y siempre Otro es Dios.
Avancemos un poco más en nuestro razonamiento y nos asombraremos al distinguir, además, entre el ser personal, que es libre, y el ser del universo, que no lo es.
Los entes del universo se distinguen unos de otros "sencillamente" al cumplirse el orden creado.
Las personas humanas se distinguen libremente, cuando el don de sus vidas es aceptado por Dios.
Persona creada significa que en su interior, que en su dualidad o distinción íntima, no encuentra al "otro" que aceptará su don. Es decir, que su dependencia de Dios no es como la de los entes del universo, sino que la persona debe libremente destinarse, a través del don de su vida.
Según Polo, Dios es el absolutamente Distinto. El absolutamente Otro.
El hombre depende absolutamente de Dios. Dios es distinto absolutamente del hombre.
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