¿Es física la naturaleza humana?

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Debemos distinguir entre lo que ordinariamente se llama Naturaleza, el universo físico, de lo que llamamos "naturaleza" de un ser vivo.

La "naturaleza" de un ser vivo es ese ser vivo “en tanto que principio de operaciones”: se automueve.

Naturaleza de un ser vivo es lo que un ser vivo recibe “de entrada”, su capacidad de vivir, de automoverse. Se mueve por necesidad.

Ahora bien, la naturaleza humana no es sólo física o biológica. También recibimos, “de entrada”, potencias espirituales (la inteligencia y la voluntad) que forman igualmente parte de nuestra naturaleza.

Las naturalezas vegetales y animales están causadas por el orden que Dios ha dado a la Naturaleza. Son sólo físicas o biológicas.

Sin embargo, para la naturaleza humana no va bien el verbo "causar", pues como somos libres, Dios no nos "fabrica" como se producen los ordenadores.
Dios nos crea libres. Somos espíritus localizados en el tiempo.

Es el hombre mismo quien descubre lo que le conviene, gracias a su inteligencia. El hombre no es movido por necesidad, sino movido “libremente” por Dios. La ley moral es así ley de libertad.

Nuestra naturaleza, pues, lo que recibimos de entrada, no nos condiciona, sino que nos señala por dónde puede ir nuestra colaboración amorosa.

Decía que lo que hemos recibido de entrada, nuestro cuerpo también, nos muestra por dónde puede ir nuestra colaboración. En lugar de angustiarse por la obesidad, habría que preguntarse qué tiene que hacer un gordo en la sociedad. Suelen ser los más simpáticos del grupo.

No. Nuestra naturaleza no nos dice lo que debemos hacer. El encargo no nos viene de la naturaleza, sino de quien nos ha creado y nos ha dado una naturaleza para reconocerle y amarle cada vez más.

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¿Qué recibe de entrada la persona?

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La dotación inicial de la persona es la naturaleza humana.

Pero trascendentalmente lo más importante que la persona recibe, al ser creada, es la "llamada inicial" o gracia nativa que estudiaremos en la etiqueta 5.15.

La antropología de Polo supera a la clásica que ve a la naturaleza humana regida por el fin (la causa final).

La propuesta poliana mira a la fuente: Dios llama, nacemos con cuatro aperturas transcendentes.

Para saber más sobre las apertura transcendental ver la etiqueta 5.13.0

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¿Qué aporta el acto de ser personal a la naturaleza humana?

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La novedad.

El acto de ser personal es libre, inteligente y amoroso. Así lo crea Dios.
Y por eso, al activar (esencializar) la naturaleza humana (cuerpo animado por un alma que depende del acto de ser personal) la hiperformaliza, le da algo que ella misma no puede dar.

Comprendemos así que aunque nuestros padres nos den la genética, no somos su prolongación, ya que cada persona (creada directamente por Dios), aporta su novedad.

Llamamos esencia humana precisamente a la manifestación de la novedad del acto de ser personal.

De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p. 166.3

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¿Es que el acto de ser humano aporta una novedad "radical"?

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No.
Porque el acto de ser personal humano es creado "en una naturaleza física" (que Dios creó al crear el universo y sigue haciéndola persistir).
Cuando esa naturaleza es organizada físicamente en la forma de 46 cromosomas humanos, deviene "humana" al crear Dios, en ella y para ella, una nueva persona.

Y es esa concreta naturaleza humana la que "inspira"a la persona, que une así lo viejo y lo nuevo.

En la novedad personal humana coinciden la tierra y el cielo.
Decimos que su aportación no es "radical" o completamente nueva porque debe contar con el universo físico, haciéndolo su "mundo", novolizándolo.

De esto habla Antonio Alonso en su tesis doctoral en la PUSC 2010, "Libertad y hermenéutica cristiana en la filosofía de Leonardo Polo", p. 166.3


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¿A quién le corresponde elevar la naturaleza?

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La persona es libertad.

La persona humana, nace y vive en una naturaleza que, de entrada, no es libre: somos lo que hemos recibido.

La persona, gracias a los hábitos que nacen de ella, eleva la naturaleza convirtiéndola en esencia (es decir, en manifestación, disposición, iluminación y aportación)  de su ser personal.

Concretamente, es la sindéresis la que va haciendo suya, libremente, la naturaleza recibida, elevándola.

Por ejemplo, el cuerpo, el vestido, mi pluma y mi sangre son entonces cauce de mi libertad. Si quiero.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, nota 26, p. 338

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¿Quién da entrada en la naturaleza a la libertad?

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Los hábitos.

En nuestro cuerpo la libertad (etiqueta 1.1.2) aparece cuando lo elevamos a ser instrumento de nuestro “disponer”. Ejemplo: cuando el mendigo abre la mano para pedir limosna. Es la libertad pragmática. La mano es ya hábito categorial.

En nuestra alma la libertad aparece cuando se van actualizando la inteligencia y la voluntad. Ejemplo: me arrodillo porque quiero o te busco para conocerte mejor. Es la libertad moral. Mi voluntad ejerce la virtud (hábito) de la humildad.

En la intimidad de la persona (en mi ser personal) la libertad no aparece, porque la persona es libertad trascendental.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 338.4

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¿Qué es el empirismo?

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Pensar que sólo lo objetivo (lo que tenemos delante) es real.

Polo en la lección 4ª del Curso de teoría del conocimiento I, sostiene, sin embargo, que "el objeto" de nuestro conocimiento no es real, sino intencional.

Miren por donde, los empiristas son, en realidad, idealistas.

De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 34.2.


Para saber más:
Sobre el objeto..……………………………...Etiqueta 2.4.0
Sobre el carácter de además:………...Etiqueta 5.4.0

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¿Debemos aurorrealizarnos?

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Ni hablar.

Deber autorrealizarse es una tarea agobiante.

Más aún, sería un proyecto de corto alcance, que finalizaría al llegar a ser lo que soy.

La persona humana está abierta al futuro indesfuturizable.

Nuestro intelecto no puede agotar el Origen.

Siempre seremos más.

De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 34.2.


Para saber más:
Sobre la noción de futuro..……………..Etiqueta 1.12.5
Sobre el carácter de además:………...Etiqueta 5.4.0

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¿Acierta Aristóteles cuando habla del crecimiento?

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Aristóteles estableció las bases para comprender lo que es el crecimiento.

En Aristóteles hay fuertes equivocaciones en fisiología y anatomía; pero sin embargo sus ideas básicas de biología son extraordinariamente nítidas.

Por ejemplo, Aristóteles definió claramente lo que es la embriogénesis.

Describe la embriogénesis como una reproducción "diferencial". Y esto es un gran acierto.
Porque la reproducción "pura" es producir otro individuo semejante, mientras que la reproducción "diferenciada" significa que no se produce otro individuo sino que en el mismo individuo aparecen formas diferenciadas, unidas orgánicamente.

La reproducción "diferencial" acontece justamente cuando se logran una serie de órganos que constituyen un organismo unitario.
El crecimiento orgánico es la constitución de un organismo.

Crecer es aumentar las distinciones, manteniendo la unidad.

Esta idea es sumamente importante para entender quiénes somos y cómo damos gloria a Dios, creciendo.
Dios no crece, nosotros sí.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42.3). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Para saber más sobre la distinción ir a etiqueta 1.5.0

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¿Puede el animal crecer siempre?

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No.

El crecimiento del animal es orgánico.
Orgánico quiere decir que el organismo se constituye según un proceso de diferenciación al servicio de un fin ya determinado.

La embriogénesis es una forma de crecer, pero no es un crecimiento irrestricto pues el crecimiento orgánico, antes o después se detiene.
Por eso, el animal llega un momento en que ya no crece; el hombre, al contrario puede crecer siempre.

Su felicidad no tiene tope.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42.3). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Qué caracteriza al crecimiento de la vida?

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La forma del ser vivo, que es como una torre de control, aprovecha los cambios del entorno, las informaciones que le llegan, para mejorar su programa, aunque ciertamente no puede mejorarlo más allá de lo que se lo permite el orden ya determinado en el universo (que también se llama causa final).

A ese aprovechamiento podemos llamarlo "hiperformalización".

Crecer es así más que durar, más que seguir siendo o simplemente progresar. No es meter dentro, sino incorporar. Inmanencia. Tener.

El ser vivo es una unidad, una forma, una estructura, una torre de control que aprovecha otras formas, apropiándoselas, actualizándolas en su interior, elevándolas al incorporarlas a su propia vida.

Por ejemplo, cuando llega la primavera, se abre la flor.

Lo más asombroso es que, en el caso de la vida "humana", ya no rige sólo ese orden del universo (la causa final).

¿Por qué? Porque como el ser humano es "extracósmico", la persona aprovecha los cambios introduciendo novedades del otro mundo. Intimidad. Dar.

Yo "sé" quién es el Creador de la flor.

El conocimiento más allá de los sentidos, el querer más allá del instinto… todo eso es crecimiento de la vida "humana".

Y ese crecimiento no tiene límite, es irrestricto. Es "extracósmico".

Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana p. 19

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¿Crece la persona humana?

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Sí.

La persona humana es además, siempre más. Inagotable. Carece de culminación.
Su crecimiento es irrestricto.

Su carecer de término trascendental tiene, sin embargo, un valor potencial que es, precisamente, la esencia de la persona humana. (AT I, 190).

El crecimiento de la persona humana depende, pues, además de Dios, también de su "disponer". Es siempre, y también, esencial.

La persona se abre dualmente a los distintos temas, si quiere.
Ese "querer" es esencial.
Su esencia, su vida, es el "fruto" que Dios espera de cada uno.

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¿Se limita la persona a ser?

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No.
La persona humana es además, co-ser;

desde la libertad es libertad irrestricta;
desde el conocimiento, conocer sin límite;
desde el amor, el amor que no se gasta amando.

De esto hablan  Alfredo Rodríguez Sedano y Juan Carlos Aguilera en su artículo " La intersubjetividad a la luz de la apertura íntima personal", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 34.

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¿Cómo juega la libertad trascendental, que es cada persona, con los hábitos?

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Articulándolos.

Allá dentro, donde habita el ser, pasan tantas cosas sin darnos cuenta.

Pongamos un ejemplo: el corazón late, la sangre llega a la cara y aparece el rubor en las pieles blancas y sensibles.

Análogamente, en el hontanar del ser, bulle la libertad trascendental o acto vital que somos cada uno.
Pero ahora el corazón "personal" no es un motor a pistones, que se limita sencillamente a manar hematíes.
La complejidad de nuestra intimidad no es un mecano de hábitos. No somos robots.

La libertad trascendental posee una lógica superior, metalógica, que coordina, impulsa o frena las veras del alma, según los deseos del amor.

La persona nunca está desnuda. Está siempre vestida, de ahí su dignidad, de hábitos íntimos, que llamaremos personales, sabiamente dispuestos.

Ese arreglo interior de la persona es lo que Polo llama metalógica de la libertad.
Articulación armoniosa y bella del misterio del hombre.

La metalógica de la libertad articula los hábitos cognoscitivos innatos y todos los demás hábitos personales.

De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 7,1.

Para saber más:
Etiqueta 1.9.2………….. hábitos superiores
Etiqueta 5.5.2..……….. hábitos innatos
Etiqueta 5.13.2 ………..aperturas transcendentales
Etiqueta 12.7……………..la gracia


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¿Cuál es el beneficio final de la metodología poliana?

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El beneficio final de la metodología poliana es comprender más claramente "el conocimiento habitual" que la persona posee "innatamente" (la penetración estudiosa de los hábitos cognoscitivos innatos).

Conocemos mejor qué pasa ahí, en el interior trascendental, y más allá de la trascendencia, cuando la libertad trascendental se trueca en búsqueda.

Es Polo explorador, descubridor y conquistador.

De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 7,1.

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¿No será el abandono del límite mental, en su 3ª dimensión, el punto álgido de la metodología poliana?

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No.

Es cierto que al desaferrarse del límite según la 3ª dimensión del método poliano, se alcanza el ser personal. Es la dimensión más elevada, hasta el punto de que en ella se nota que el abandono del límite mental no da más de sí.

Pero la filosofía prosigue y es esa prosecución, el juego de la libertad trascendental, el origen de la metalógica de la libertad.

La nobleza novedosa y actuosa de cada persona es entendida entonces no sólo como un buscar transcendente, hacia arriba, sino también un descenso, un agacharse hacia las florecillas del mundo.

Esta metalógica de la libertad será fruto de la fecundidad de la sindéresis y, por lo tanto, su acceso poliano se realiza según la 4ª dimensión de su método.

En definitiva, nada está de sobra. La Filosofía será siempre un sobrar.

De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 8,3 y 4.

Para saber más:
Etiqueta 2.1.0……… el método del abandono

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¿Qué quiere decir que el ver-yo "suscita" en cascada?

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Sabemos que el conocer es una luz, sin metáfora: no es que sea "como" la luz, sino que la luz física es "como" el conocer.

La luz, que es el conocer, ilumina, al pensar, los objetos de nuestro pensamiento. Los destaca, los separa.
Es una separación mínima, pues lo pensado es "lo mismo" que el pensar, pero suficiente para hacer nacer inmanentemente la semejanza de lo conocido.

Esas luces que son los actos operativos de la inteligencia, Polo las llama luces "iluminantes".

Existen, sin embargo, otras luces superiores, otros conocimientos que no son iluminantes. Que no se quedan, por decirlo así, en las apariencias brillosas, sino que captan relaciones, significados, que no tienen las cosas por sí mismas.

Esas luces "suscitan" conocimientos a los que sólo se accede desde la altura personal del "ver-yo" (miembro inferior del hábito personal de sindéresis. El águila que mira y vigila, el faro, la torre de control).

Pues bien, el ver-yo "suscita" en cascada.

Hacia abajo, dándose cada vez más cuenta de lo que las cosas son en realidad.
Y hacia arriba, sintetizando nuevos horizontes.

Hacia abajo: las hormigas trabajan en sus galerías al servicio de su reina.
Hacia arriba: vivir es servir.

Permítanme ponerles un ejemplo informático. No sé si ustedes utilizan el modo "esquema". En Window se puede trabajar en modo "normal", modo "página", modo "web", modo "lectura" y también modo "esquema".
Pues bien, en el modo "esquema" el texto aparece organizado en títulos según diversos niveles.
Se puede visualizar todo el texto, o reducirlo según títulos y subtítulos en niveles 1, 2, 3, 4… descendiendo hasta que aparece el cuerpo total del texto.
Si ustedes se quedan, por ejemplo, en el nivel 2, aparecen sólo los títulos del nivel 2, que encierran implicitamente todos los subtítulos y textos inferiores.

Este ejemplo me sirve para imaginar y pensar cómo el ver-yo suscita en cascada.

Descendente, para mostrar el texto completo, que la inteligencia ilumina.
Ascendente, suscitando nuevos títulos que permiten una comprensión inédita, más unitaria, más profunda, de la realidad.

El ver-yo, engloba y explica el límite mental, la presencia de lo pensado.


De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 9.2 y en Polo, Antropología trascendental II, p. 20.

Para saber más:
Etiqueta 6.8 ……………. metalógica de la libertad
Etiqueta 1.5…………….. distinción

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