Si comprendemos que la forma del universo no es una
forma en el sentido de una simple determinación de la materia.
Si comprendemos que la forma del universo es un
conjunto de informaciones que están en
potencia y que se desplegarán según las circunstancias.
Entonces podemos aventurar que el modelo morfotélico
cabe en una recta teoría de la evolución: existe un despliegue progresivo de la
esencia del universo pues todas las especies posibles están en cierto modo
contenidas en la esencia del universo.
Claro está que ese despliegue exige la persistencia
del ser del universo, es decir, la creación divina.
Y debemos añadir que en el universo está en potencia
el cuerpo humano, si, coherentemente, Dios crea su espíritu, sin el cual es
inviable.
Glosa
a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la
vida humana. Studia Poliana 11, p.11
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