¿Podemos conocer solamente nuestras ideas?

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Los idealistas objetan que sólo podemos conocer nuestro propio conocimiento, sin que podamos traspasar la idea y conocer más allá de la idea.
La vieja objeción idealista respecto al realismo olvida la "intencionalidad".

No es cierto que no podamos traspasar la idea, porque conocer es precisamente alcanzar "intencionalmente" la realidad.
No es mirar la "imagen" en un espejo, o mirar la "proyección" de la caverna de Platón. Nosotros no estamos encadenados.

El ejemplo de la imagen del espejo y el ejemplo del mito de la caverna pueden ayudarnos a comprender lo que es conocer, pero son sólo ejemplos que nos ayudan, pues ni el espejo ni la caverna son actos de conocer.

La imagen que vemos en el espejo nos sirve para entender que del mismo modo que la imagen  no es real en el espejo, tampoco la "intencionalidad" que posee el acto de conocer es real,  pero me lleva a la realidad de modo semejante a como la imagen del espejo me lleva a la realidad. Según ella, gracias a la "intencionalidad", conozco la realidad.

El conocimiento es la posesión, por el acto de conocer,  de una intencionalidad sin imagen. El acto de conocer no es un espejo, no tiene nada de material. No tenemos un espejo en el cerebro. Lo que posee el acto de conocer es pura  "intencionalidad".

No es correcto hablar de un paralelismo entre conocer "lo conocido" y conocer "la realidad".
El objeto pensado no es un "medio", en el sentido de instrumento, para poseer la realidad. La realidad se posee "intentionaliter" y ése es el fin, télos, del conocer.

Conocer es poseer "intencionalmente" la realidad.
Si existen realidades incognoscibles es su problema.
Lo que conocemos nosotros no es un "fenómeno" de un "noúmeno" real oculto. Lo que conocemos es la realidad, intencionalmente conocida.
Puedo equivocarme y creer que un billete falso es verdadero, pero también cuando me equivoco conozco la realidad. En este caso, conozco verdaderamente, intencionalmente, un billete falso.





Para saber más sobre la intencionalidad ver Etiqueta 2.2.0

De esto habla Lluis Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 55.4


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¿Qué entendemos por naturaleza?

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Clásicamente se considera que la naturaleza de una cosa es "la esencia" de esa cosa, en tanto que principio de operaciones.

Polo dice que la palabra "naturaleza" tiene un significado muy extenso, que propicia un uso ambiguo.
Lo más apropiado para ella es asignar los vivientes, y mejor aún los vivientes inferiores.

Si la empleamos para designar la esencia humana, que significa directamente perfección "espiritual" corremos el riesgo de dejar fuera del hombre a la libertad, e incluso contraponer naturaleza y libertad.


Desde luego, podemos hablar de naturaleza divina, naturaleza humana, o naturaleza animal o vegetal. Sin embargo la noción propia de naturaleza debería reservarse propiamente a una realidad meramente "física". 

Polo entiende la naturaleza en esa línea, cuando dice que una naturaleza es una tricausalidad física integrada por las causas material, formal y eficiente.

El vegetal es el ejemplo de naturaleza simple: tiene materia, forma y movimiento (movimiento en sus  tres funciones de nutrición, reproducción y desarrollo)

La noción de "sustancia" física es más elemental que la noción de naturaleza, pues en la sustancia física sólo encontramos causa material y causa formal, sin causa eficiente intrínseca. Las sustancias físicas son entes hilemórficos y su forma se agota en informar la materia. La sustancia así considerada es solo "un efecto" físico, un quark, un barion, un elemento del universo, incapaz de moverse por sí mismo.

Pues bien, considerada así, físicamente, damos el nombre de "naturaleza" a la sustancia física que en y a partir de sí misma es capaz de operaciones.

Una naturaleza física es pues una sustancia que tiene en sí un principio intrínseco de operaciones, es decir posee el movimiento en y a partir de sí misma.

Ésta debería ser la utilización propia del término "naturaleza", según Polo. Conviene no olvidarlo.


Sin embargo,  aunque la noción de naturaleza debería reservarse para la física, en el lenguaje corriente y habitualmente también en filosofía, se utiliza la noción de "naturaleza" no sólo para caracterizar una realidad física capaz de operaciones, sino  para designar, en general, "la índole" de un ser, en cuanto que es capaz de operaciones". Lo estable del ser.

Por ejemplo, hablamos de la "naturaleza" divina para expresar lo que conocemos del ser de Dios.
Y decimos "naturaleza" humana para indicar que el hombre es de tal modo que, por sí mismo, hace tal o cual operación. Por ejemplo: tiene una naturaleza racional porque es capaz de pensar. Aunque no piense, lo estable en él, su ser, su naturaleza, es poder pensar.

Juan A. García llama a la naturaleza, así entendida, sentido genético  del ser.

Veamos ahora cómo se distingue la naturaleza de la libertad:  siendo el ser jerárquico, los seres superiores se abren en novedades.
Así, la naturaleza divina, que es la máxima amplitud, se desborda actuosamente. A este sentido desbordante del ser, o sentido puramente activo, podemos asimilarlo a la "libertad".

Las naturalezas físicas son, a lo más, sistemas abiertos que pueden evolucionar y mejorar, aunque siempre según el orden del universo físico.

La naturaleza humana es un sistema libre, abierto por dentro a la máxima amplitud. En ella vige tanto el sentido genético como el sentido desbordante del ser.
No hay aquí contraposición entre naturaleza y libertad.










Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.  Ver también Genara Castillo :  Futurizar el presente p. 20, nota 26.  

¿A quién está reservada la unidad trascendental?

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A Dios.





Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 88. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Por qué se ve tan claro desde la filosofía poliana que la unidad trascendental está reservada a Dios?

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Porque Polo, filósofo de la distinción (ver etiqueta 1.5.0 sobre la  distinción), afirma que lo nuclear de la creación es la distinción entre el ser increado y el ser creado antes que la distinción del ser creado con su esencia.

Cuando prima la consideración de la esencia, pensamos la esencia como una: un gato, un escarabajo, el viento o la bruma. Resaltamos la unidad de los seres creados sin darnos cuenta de que todas las criaturas dependen de Dios, es decir, son inidénticas. O lo que es lo mismo, solas no son nada.

Solo Dios es idéntico.
La unidad en la criatura no es trascendental, es esencial.

En el universo físico, como esencia, se trata de la unidad del orden instaurada por la causa final.
En el hombre, la unidad de su vida es precisamente su manifestación esencial, que depende libremente de la persona (trascendentalmente es co-ser, es hijo).


Solo el ser originario es idéntico.
Usted y yo no somos, nada menos, que "además" de Dios.









Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 88. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Dónde se da la unidad plena y perfecta del ser?

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En Dios, en el Origen.

La Identidad originaria del ser, que es su unidad plena y perfecta, muestra, sin embargo, una doble faz.

En efecto, respecto al universo es primer principio y respecto a los hombres es réplica personal.




De esto habla Juan A. García González en  Miscelánea poliana n. 43 : "La unidad del ser y la coexistencia humana". 11 julio 2013. Jornadas castellanas tras el fallecimiento de Polo.

Para saber más, ver:
Etiqueta 1.0.1……………….Origen
Etiqueta 5.4.2……………….Réplica
Etiqueta 3.0.0……….……..universo y mundo.


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¿Es la dualidad de la coexistencia, interna a la unidad?

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Sí.

Pero no debemos pensar "la dualidad de la coexistencia humana" como una dualidad numérica, que reitera y multiplica exteriormente la unidad.

Las dualidades de la persona humana se reúnen jerárquicamente vinculando lo inferior con lo superior, constituyendo tanto lo inferior como lo superior en un "dentro" de la unidad.

Es así como se manifiesta la riqueza del Ser, su interioridad.
Lo interior de la existencia del Ser, se abre libremente en dualidad jerárquica.

Es así como el universo es elevado a mundo, como ofrenda amorosa hacia su creador.

En el interior de Dios no se está como los materiales integrados por una forma para constituir una sustancia natural.
Tampoco se está como las naturalezas ordenadas finalmente dentro del universo.
En Dios vivimos libremente, incluidos atópicamente en su máxima amplitud. Nuestra vida crece al ritmo de nuestro querer, interminablemente, como una llama siempre encendida a la que nunca faltará ni aire ni estopa.

Nuestra vida interior en Dios no es un "elemento" de la unidad divina, o una dimensión, sino el rebrotar interno y amorosamente libre de su Hijo, en el que viviremos siempre más, además.







De esto habla Juan A. García González en Miscelánea poliana n. 43: "La unidad del ser y la coexistencia humana". 11 julio 2013. Jornadas castellanas tras el fallecimiento de Polo.


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¿Qué es la unidad de la vida?

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La unidad de la vida es el conjuntarse de sus dimensiones.

Su mutuo redundar y su reforzamiento mutuo.


El ser humano es inagotable. Su unidad no es unicidad, sino resurgimiento, redundancia.


En la etiqueta 6.1.0 vida humana, estudiamos las tres dimensiones de la vida del hombre (amistad, trabajo y fe) y cómo crecen al conjuntarse.
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¿Acierta Aristóteles cuando habla del crecimiento?

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Aristóteles estableció las bases para comprender lo que es el crecimiento.

En Aristóteles hay fuertes equivocaciones en fisiología y anatomía; pero sin embargo sus ideas básicas de biología son extraordinariamente nítidas.
Por ejemplo, Aristóteles definió claramente lo que es la embriogénesis.

Describe la embriogénesis como una reproducción "diferencial". Y esto es un gran acierto.

Porque la reproducción "pura" es producir otro individuo semejante, mientras que la reproducción "diferenciada" significa que no se produce otro individuo sino que en el mismo individuo aparecen formas diferenciadas, unidas orgánicamente.

La reproducción "diferencial" acontece justamente cuando se logran una serie de órganos que constituyen un organismo unitario.

El crecimiento orgánico es la constitución de un organismo.

Crecer es aumentar las distinciones, manteniendo la unidad.

Esta idea es sumamente importante para entender quiénes somos y cómo damos gloria a Dios, creciendo.
Dios no crece, nosotros sí.






La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42.3). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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¿Coexiste el hombre con el universo al margen del creador?

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No
El co-ser que es el hombre no coexiste con el ser del universo al margen del creador.

En primer lugar porque también el co-ser es creado y debe ser mantenido en el ser (co-ser en su caso) por el Ser.

La coexistencia del hombre con la existencia del universo es otra distinción interna a la unidad. Hablamos aquí de la unidad plena del Ser.

Es una coexistencia que unifica dos existentes creados. Unificación que se realiza jerárquicamente: es la persona humana la que esencializa el universo haciéndolo su mundo (cada persona entra en la red a su manera, enriqueciéndola o empeorándola).
El superior eleva al inferior, incluyéndose él mismo en la plena unidad de la existencia, al abrirse hacia dentro, hacia Dios. El hombre sin Dios es un absurdo, pero el universo solo sería un sinsentido aún mayor.






De esto habla Juan A. García González en Miscelánea poliana n. 43: "La unidad del ser y la coexistencia humana". 11 julio 2013. Jornadas castellanas tras el fallecimiento de Polo.

Para saber más de la coexistencia humana o co-ser, ir a la Etiqueta 5.5.1
Etiqueta 3.0.0……….……..universo y mundo.
Etiqueta 9.1.1……………...esencializar.

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Posibilidad

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posibilidad como futurible. Futurible es lo que nunca será real, es decir, aquello para lo que el futuro es indiferente.

posibilidad como potencia pura, llamada materia, que por ser constitutiva de las criaturas físicas, impide que  éstas sean necesarias.

posibilidad de las criaturas espirituales, es la libertad trascendental, la no desfuturización del futuro. Los seres espirituales, para seguir siendo requieren el futuro, al igual que la zarza ardiente que vio Moisés en el monte Horeb.
La libertad creada es un acto de ser incoativo todavía más intenso que el acto de ser del universo físico. A la libertad trascendental no le falta el futuro, no sólo para no dejar de ser, sino para su intrínseco crecimiento.

A esta "posibilidad" cabe asimilar la potencia "obediencial" por la que somos capaces de Dios.
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¿Cómo la coexistencia humana eleva el universo hacia Dios?

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La persona humana en tanto que co-ser (la podemos también llamar "coexistencia" humana) eleva el universo esencializándolo, haciéndolo el mundo de su vida.

El hombre se incluirá interminablemente en Dios (en la plena unidad de la existencia que es Dios) ofreciéndole su vida (luz, trabajo y amor) que crece al incorporar a su mundo la persistente existencia del universo, que sin las personas no existiría (al menos sin las Personas divinas que lo piensan y lo crean para nosotros. Dios es el inventor de la "red").

Las personas añadimos a la sencillez del universo una peculiar unificación que le convierte en el "mundo" en que vivimos.

Si podemos hacerlo es porque somos jerárquicamente duales. Nuestro co-ser dispone, ilumina y otorga abierto al ser del universo. Nos dualizamos con el universo (haciéndolo mundo) y nos dualizamos interiormente, hacia dentro, buscando la aceptación de nuestro Origen.

Dios crea el universo pensando en el crecimiento de sus hijos, que por ser hijos de Dios traspasan la mímesis del pensamiento especular, inventando nuevos amores. El universo brilla así, o canta, de modo "nuevo", en el Ser de Dios.

El universo es la lira preparada para el concierto.





De esto habla Juan A. García González en diversos lugares, por ejemplo, en Miscelánea poliana n. 43: "La unidad del ser y la coexistencia humana". 11 julio 2013. Jornadas castellanas tras el fallecimiento de Polo.

Para saber más, ver:
Etiqueta 9.1.1………..esencializar.
Etiqueta 3.0.0………..universo y mundo.

Etiqueta 5.5.1………..co-ser
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¿Por qué la introducción del tema de la unidad es siempre prematura en antropología?

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Porque el miembro superior de cada dualidad humana se abre a una nueva dualidad, de la que es miembro inferior.

Es propio de las dualidades humanas un sentido ascendente o jerárquico.

El miembro superior de cada dualidad no se agota en su respecto al miembro inferior, sino que se abre a una dualidad nueva.

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¿Cómo culminará la historia?

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La plenitud de la historia constituye un orden completo, que sólo puede ser abarcado por la unidad que está por encima de todo orden.

Sólo la Providencia divina puede asistir intrínsecamente, y al mismo tiempo extrínsecamente, al intrincamiento de las decisiones humanas.

Para que se conserve, la historia ha de culminar. Hace falta una intervención de Dios.
Dios ve eternamente la dialogicidad como culminación de la historia y con vistas a esa culminación, Dios conserva la historia.

Es en la plenitud de la unidad de la existencia donde culminará la historia del hombre en esta vida.



Estudiaremos la historia en la etiqueta 7.0.0



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¿En qué se distingue la esencia humana de la esencia del universo físico?

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La esencia humana es el autoperfeccionamiento de la naturaleza humana, naturaleza individuada en la materia (46 cromosomas) y  que cada persona humana recibe al ser creada.
Es autoperfeccionamiento porque depende de la libertad de cada quién.

La esencia del universo es el despliegue del ser del universo, según el orden establecido por el Creador.

No olvidemos que esencia indica perfección.

La perfección del universo físico reside en la causa final, en el orden en que persistentemente se despliega el plan de Dios, plan tetracausal. (Orden que incluye la indeterminación de la materia en tanto que potencia pura).



Sin embargo, la perfección (esencia) de cada persona humana reside en que su vida sea aceptada por Dios. Es un don libre de la persona a su Creador, que espera lo que bien podemos llamar Juicio: la aceptación.

Habrán notado  que la esencia del universo es una, mientras que hay tantas esencias humanas como personas. 

La persona coopera con Dios para que su vida (su esencia) sea un don agradable a Dios.

La esencia del hombre no está determinada. La esencia del universo sí, en tanto que es lo que es, por lo que su despliegue depende de las condiciones iniciales (que, incluyendo el azar, el hombre puede, además, modificar con su acción).

La esencia de cada persona crece libremente en la medida en que el hombre puede y quiere conducir su naturaleza, esencializándola.

Es así como la aventura de la vida (mi esencia) se convertirá en un don. ¿Querrás aceptarlo?


De esto habla Leonardo Polo en "La esencia humana" p. 71.
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