¿Qué distinción hay entre los sentimientos humanos sensibles y los sentimientos animales?

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La gama de los sentimientos sensibles humanos es mucho más amplia.

El silbido del pastor alerta, conforta y place a sus ovejas.
Los humanos, además, podemos captar su melodía, su protección y, quizá, sentir hasta un sabor de hogar.

Los sentimientos humanos (también los sensibles) pueden reflejar en abanico multicolor toda la realidad y no sólo la correspondiente al instinto de una especie.

No hay dos personas iguales. Los gemelos, e incluso los eventuales clones, cada uno matizará sus sentimientos, pues participan en el juego libre de la persona.


Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.278.3

Si quieren ustedes leer una buena conferencia de Polo sobre los sentimientos vayan a la de Piura.
Basta pinchar aquí.

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¿Vale la pena educar la afectividad?

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Reservamos la palabra "afectividad" para designar a los sentimientos sensibles.

Formas desordenadas de comportamiento sentimental son, por ejemplo, el resentimiento, las manías, las obsesiones, el agotamiento, los caprichos.

La educación de la afectividad no es estoicismo, sino saber encauzarla hacia lo superior a ella.

Aprender que no basta con que el cuerpo se sienta bien.
El alma debe también ser feliz.
Y gozar, mar adentro, de la libertad de los hijos de Dios.

Una afectividad moderada por la razón y regida por la voluntad hace la vida más amable. Añade cariño a la ternura. Amor grande de Dios a lo minúsculo.


Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.278.2 y nota 61

Si quieren ustedes leer una buena conferencia de Polo sobre los sentimientos vayan a la de Piura.
Basta pinchar aquí.

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¿Son estables los sentimientos sensibles?

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El sentimiento sensible es superficial y pasajero.
Además, es muy voluble porque tenemos muchas facultades y no todas "sienten" del mismo modo, al mismo tiempo.

Podemos sentir agrado al "ver" la nieve y desagrado al "sentir" frío en las manos.

Los estados de ánimo sensibles cambian fácilmente. Basta una gotita hormonal.

No conviene darles demasiada importancia, por eso, porque pasan.

La verdad de nuestra vida no está ahí. Se alcanza intelectualmente, con el amor verdadero, que va a lo profundo.

De ahí que no se deba cifrar la clave de lo humano en el "estar bien", sino en el buen dar.

No la buena vida, sino la vida buena.


Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.275.

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¿Es la salud el bien más alto de un animal?

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No.

Cuando el cuerpo está sano se "siente" la salud de todas las facultades. Y a su vez, la salud redunda en cada facultad sensible.

Los actos de la facultad se captan entonces con la alegría propia del animal sano.

Pero los actos de las facultades sensibles están ordenados por la naturaleza para que, gracias también a los sentimientos, se desplieguen las tendencias, de modo instintivo.

El fin de los animales no es conocer, y tampoco es el placer que suele acompañarle, sino que conocen para tender y tienden para conducirse biológicamente, según su especie.

El animal subordina inconscientemente su conocer a su apetito (a su tendencia) y ésta a sus movimientos.

El animal vive dentro del orden cósmico. Su bien más alto no es la salud, sino jugar su rol en el teatro del mundo.

Están al servicio de su especie.

El placer es sólo un antecedente de su conducta, un "placebo" que amansa cualquier fiera. Los leones serán siempre leones, y los okapis, okapis.


Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.276.2

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¿Cuáles son los sentimientos superiores de los animales?

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Aquéllos que permiten la supervivencia de su especie: el comer y la reproducción.

El hombre, sin embargo, al ser sobre todo extracósmico, conduce su vida. 

Los sentimientos superiores del hombre son los "personales".

Si consideramos puramente el nivel sensible del hombre, sus sentimientos más altos, son los que tienen que ver con su futuro libre: 

-proyectar con la cogitativa planes de amor; 
-jugar con ejercicios geométricos en la imaginación; -recordar las sorpresas de la vida.
(cogitativa, imaginación y memoria).

Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.279.2

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¿Es más afectiva la mujer que el varón?

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Lo suele ser.

Los pensadores medievales decían que tienen más "humores".

Tienen más facilidad para llorar, reír, soñar, y para cambiar rápidamente. Suspirar.

Es como si tuvieran el alma muy pegada al cuerpo.

De ahí que puedan dar color, aunque no todas, a lo concreto, con agudeza, matizando.

Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.279.3

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¿Es siempre jerárquica la realidad?



La realidad no es siempre jerárquica. Pues todos los seres del universo físico, aunque según el despliegue de la esencia del universo, se sirven más o menos unos a otros, su acto de ser es único. La realidad física es como es.

Los actos de conocer sí que son siempre jerárquicos.

Y la jerarquía angélica es análoga a la jerarquía del conocimiento.

El axioma de la jerarquía (axioma B) se cumple de manera estricta en la realidad angélica.
Los ángeles superiores dan valor a los inferiores. Aprenden los unos de los otros.

¿Y las personas humanas?
De entrada, según nuestra naturaleza, estamos en el mismo nivel.
Pero inmediatamente notamos que esencializamos la naturaleza de distintos modos, según lo que nos deja el universo físico y según nuestras decisiones.

Nos servimos unos a otros con jerarquías variantes.

Sin embargo, cada persona humana es un tipo único e irrepetible. Con un destino personal según la vocación divina.

Las personas humanas somos estrictamente jerárquicas según la intensidad de nuestro acto de ser.
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¿Qué es ser consecuencialista?

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Ser consecuencialista es esperar el resultado de los actos para juzgar si una acción es buena o mala.

El sentimental es consecuencialista, pues busca, como fin, el agrado, el placer, el "estar bien".

Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.276.2.

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¿Es la esencia acto, o es potencia?

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Polo es un gran maestro.
Sabe poner en relieve los grandes descubrimientos de la Filosofía, destacando sus novedades.

Un ejemplo es cómo, poco a poco, hizo estudiar a sus discípulos (Ricardo Yepes, Jesús de Garay, por ejemplo) los diversos sentidos del acto y de la potencia en Aristóteles.

Así consiguió mostrar que la esencia es acto y también es potencia, pero con sentidos mucho más precisos de los que estamos acostumbrados.

La esencia es, desde los griegos, acto.
En Aristóteles la ousía, que sería el equivalente de esencia, es un sentido del acto. Es entelechéia, forma.

De ahí que digamos: esta flor "es" un tulipán.

El meollo o esencia de esta flor es ser tulipán.
Acto estable, acabado.

(A ese sujeto, en cuanto que principio de operaciones, se le puede llamar naturaleza).

Pero la esencia es, desde otro punto de vista, potencia.
Tomás de Aquino, al descubrir la distinción real entre esencia y acto de ser ("acto de ser" es otro sentido del acto que Aristóteles no conoció) hace una investigación más atenta sobre la noción, tan utilizada por Aristóteles, de potencia.

Y encuentra un sentido de la potencia que Aristóteles ignoró: la esencia como potencia.

La noción aristotélica de potencia era la dynamis. Y es válido ver el universo en movimiento. Ver potencias que se van actualizando armoniosamente. Potencias de las diversas naturalezas, que se actualizan según el orden de la tetracausalidad.

Pero el nuevo sentido de potencia, la esencia que sin el ser no es nada, tiene mucha más importancia, pues apunta a lo radical. No es una potencia como las potencias aristotélicas.

El tulipán ha podido provenir de cruces genéticos, y puede desplegarse según sus cromosomas, dependiendo de su "alma"..., pero lo más alto, lo radical y primero, es que el tulipán, es.

Depende del acto de ser.

La esencia, la sustancia del tulipán, depende radicalmente del acto de ser.

La esencia es pues acto, en tanto que sustancia (Aristóteles)

y la esencia es potencia no sólo porque tiene potencialidades que se activan, sino porque, radicalmente, es potencia respecto al acto de ser (Tomás de Aquino).
Depende del acto de ser.

Seré feliz (es esencial), si Dios quiere.



Inspirado al leer la esencia de la persona humana. p.33.3 Se trata de unas notas sacadas de la conferencia dictada por Polo el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Puede el animal crecer siempre?

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No.
El crecimiento del animal es orgánico.

Orgánico quiere decir que el organismo se constituye según un proceso de diferenciación.
La embriogénesis es una forma de crecer, pero no es un crecimiento irrestricto.

El crecimiento orgánico, antes o después de detiene.

Por eso, el animal llega un momento en que ya no crece;
el hombre, al contrario puede crecer siempre.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.42.3). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Para saber más:
Etiqueta 8.2 Crecimiento (aún en construcción)

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