Aprovecho la respuesta a esta pregunta para llamar la atención sobre la importancia de esos hallazgos de Aristóteles.
En efecto, tenemos la impresión, por ejemplo, de que la tierra no se mueve. Y, sin embargo, se mueve.
La riqueza de nuestra vida no está en lo que "ya" somos, sino en la "fuente" que somos, en nuestra vida inmanente o vida interior.
A eso alude, como veremos, la energéia.
Atendamos pues los tres sentidos principales de "acto" hallados por Aristóteles :
1. El acto imperfecto, que es el movimiento físico, la kínesis. Ejemplo : construir una casa.
Es un acto transitivo, que pasa, praxis atelés (acto que no tiene su fin).
Movimiento que cesará en su término. Cuando se termina la casa ya no se construye más. Y mientras se construye, el acto de construir es temporal, es una serie de cambios continuos. Una potencia se está actualizando.
2. El acto perfecto o acabado. Que es el término del movimiento.
Ejemplo, la casa construida.
Es la entelécheia.
La substancia o el accidente son entelécheias. Son actos acabados.
3. El acto que posee su fin. Es la energéia u "operación inmanente".
Ejemplo: al ver, estamos "ya" viendo, poseemos lo visto.
Al conocer poseemos lo que conocemos.
Praxis teleía (acto que posee ya su fin).
El acto de conocer posee inmanentemente lo conocido. Lo que conocemos no es el término de una construcción, sino que al conocer poseemos ya el fin, que está en la acción misma.
La acción misma tiene carácter final. Hay unidad en acto entre el acto de ver y lo visto. Lo visto está en el acto de verlo.
Es un acto extratemporal.
También cuando la vaca "ve" su pasto, está ejerciendo un acto extratemporal. Eso no quiere decir que la vaca esté fuera del tiempo. Pero el acto ejercido no es una serie de cambios. Es "ya", sin cambios.
Aunque se mueva y aunque lo que ve también se mueva, el ver es acto inmanente, posee lo que ve, no produciéndolo como se construye una casa o se proyecta una película, sino "viéndola" (que es mejor).
Este punto es importante en la filosofía poliana: conocer no es producir, no es fabricar, no es construir.
Nuestro pensamiento no es humo del cerebro.
Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.74
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