¿Por qué decimos que la voluntad es curva?

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Tanto el pensamiento clásico como el moderno hablan de la curvatura de la voluntad.

La voluntad es calificada de curva porque "queremos el querer". Es decir, porque no es rectilínea como el instinto animal, que quiere necesariamente. El hombre puede querer no querer y puede querer querer.

La voluntad no va directamente a su objeto. La inteligencia sí, conoce lo que conoce y ya está, porque la inteligencia no constituye o "trabaja" sus actos sino que los ilumina. Sin embargo, la voluntad sí constituye sus actos, teniendo en cuenta al otro y a los otros. Es extremadamente prudente.

Otros llaman a esa curvatura "reflexión" de la voluntad" porque la voluntad vuelve sobre sí misma, queriendo o no queriendo su querer.

Prefiero decir que la voluntad obedece a otras instancias, que no procede de un solo motor, y que por eso es curva, como una carretera, que se tuerce y varía según la geografía. O como un río. Como el río Congo.

Es decir, si quiero algo es porque hay una fuente (en realidad son varias) del querer. Hay un Dar que afluye en la persona y le impele a querer. Hay un Origen. Y el mismo Origen es Plural.

Polo dice que la voluntad necesita del respaldo de una persona que constituye los actos de la voluntad.
Los coadyuvantes en esa constitución son la sindéresis (coadyuvante de la voluntas ut natura) y la razón práctica (coadyuvante de la voluntas ut ratio).
Pero aun así, la persona no es un respaldo solitario. Porque la persona co-existe.


Ser curva no es, por lo tanto, un eterno retorno de mi empecinamiento, (o, con expresión de Posada, de mi empoderamiento), sino ser delicada, tener en cuenta a los demás, importarme el otro. Contar con Dios.
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¿Es Dios Principio u Origen?

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Principio es lo primero.
Lo primero es el acto de ser.
En cuanto "ser", principio designa la estabilidad, lo que no es mordido por el tiempo.
En cuanto "acto", principio designa el "dar" propio de la actividad o actuosidad. Entonces es mejor llamarlo "origen".

Sabemos que el acto de ser es jerárquico: Dios, personas, universo físico.
Dios, en tanto que primero, es principio de Identidad.
Dios, en cuanto que libre, es el Origen.

El acto de ser del universo físico, en tanto que primero, es principio real (no mental) de "no contradicción". Polo lo llama "persistencia" y lo describe como el "comienzo que no cesa ni es seguido", indicando así su distinción de la nada.

La libertad no es primera, sino segunda. La libertad no es principio, la libertad "sigue" al ser. Sigue libremente a su Origen. Podríamos describirla como "el seguimiento que sigue y es seguido".
La libertad no es principio de espontaneidad, sino lo que hace que el principio no tenga fin.
Fundamento es lo que da estabilidad a un edificio (ser-principio-naturaleza). La libertad es, si se quiere, principio "originante" (actividad-origen-libertad).

Dios es primer principio fundante y originante.

En Metafísica, tan principio es el fundamento como el fin. Son los dos cabos de una misma cuerda. Los griegos atribuyen la perfección a la circunferencia. Otros hablan de eterno retorno. Hegel había dicho una sola palabra: Dios.

Esta consideración no incluye la Libertad, la estricta novedad del futuro inagotable. (La Antropología es también filosofía primera).

Dios es Principio sin fin, gracias a la Libertad, gracias al encuentro amoroso con el Hijo

En términos de Libertad, Principio es Inspiración.
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¿Qué es el dar supremo o dar puro?

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El dar más alto en las criaturas lleva consigo gratuidad y libertad.
Un perro puede dar un mordisco, pero lo da obligado por su instinto y con el interés de defenderse.

El dar-dar o "dar" de verdad, es una actividad personal, pues sólo las personas pueden dar libremente y gratuitamente.

Y las donaciones personales más profundas (como son la transmisión de la vida, o la transmisión del conocimiento y del amor) son sin pérdida. No se pierden ni disminuyen al comunicarlas.

El dar es la actividad perfecta y pura.

¿Y el dar supremo o dar divino?
El dar supremo no es una actividad distinta del ser, entender y amar supremos.

El dar pleno o puro es la integración de tres ingredientes personales, el donante, el aceptador y el don, que en el dar supremo son las actividades supremas, aquéllas que son sin pérdida: ser, entender y amar.

En efecto, cuando se da el ser no se pierde el ser (imagen de ese dar es la transmisión de la vida por los padres humanos); cuando se enseñan las matemáticas, no las perdemos y cuando damos nuestro amor, ganamos amor.

Los tres ingredientes del dar supremo son pues tres actividades sin pérdida: la actividad suprema donante (ser), la actividad suprema acogedora (entender) y la actividad suprema sobrante (amar).

El dar supremo es lo común a esas tres actividades supremas, mejor dicho, el origen de las tres actividades, que no es otra cosa que la comunión o congruencia real de las tres actividades incondicionales o supremas.

El ser da, el entender da, el amar da. Dar puro.






Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.58.4 y 53.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Qué designa el nombre "ente"?

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El nombre "ente" es participio de presente del verbo ser: "lo que es".

A lo real se le llama ente. (Se le pone un nombre, y quizá se olvida su verbo).

Lo primero para filosofar es "caer" en la admiración justamente de la actividad (el porqué verbal) de lo que es. Lo que es, el ente, es la presencia. ¿Por qué la presencia se mantiene?

Parménides utiliza precisamente la palabra "ente" para designar el principio fundamental que funda, que asiste en presente, que da estabilidad al firmamento.

"Ente" significa lo que es, lo que está siendo, lo esente, la unidad verbal-nominal. Fundar (verbo) haciendo consistente lo fundado (nombre).

En definitiva, Parménides formula la actualidad unitariamente como "ente". El verbo desaparece tras su nombre.

Y precisamente porque identifica el ente, el ser, con lo que es en presente, con la actualidad, corta las alas a la admiración filosófica.
El ser no es solo ente, en cuanto nombre. Es siempre más. Actividad.

Leonardo Polo reivindica la actividad del ser frente a la "actualidad" parmenídea del ente.








Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.46.39.4
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¿Qué es lo real? ¿Descubrió Aristóteles dos sentidos de lo real? Los distintos sentidos de lo real.

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La palabra "real" y la palabra "realidad" vienen del latín res, "cosa".

"Cosa", para los medievales, es un trascendental que equivale a ente. Todo lo que existe, todo lo real, es "cosa".
(No explicamos aquí por qué Polo descarta "cosa" de la lista de los trascendentales. Lo que nos interesa ahora es solamente indicar el sentido que damos a la palabra “realidad” o “real”).

Lo real es lo que es, pero con un matiz importante: todo lo que es, aunque yo no lo piense. Irreal es el objeto pensado.

Cuando decimos "real" queremos decir que una cosa "es" fuera de "mi" mente al pensar. Es, aunque yo no la piense.
No es real un ente de razón, como la "nada". Porque la "nada" solamente existe en la mente.

No es real el objeto intencional.
Real, sin embargo, es el acto de conocer que se coactualiza con el objeto intencional (éste sí que es irreal) poseyendo así, intencionalmente, la semejanza de las cosas.

Aristóteles (etiqueta 20.4.3) distinguió dos sentidos de lo real: pues no es lo mismo la realidad de una montaña que la realidad del “acto de conocer” (etiqueta 2.0.1).

La sustancia, por ejemplo, una montaña, es un ser en sí, una realidad en sí. Su ser es "sencillo", fuera de mi mente.

Mi "conocimiento" de la montaña también es real, pero su ser no es como el ser de la montaña. "Realea" (Falgueras) de modo distinto.

El ser del "conocer" es una apertura que acoge otro acto en su interior. Es acto de acto. Es un hacerse otro. O, a nivel trascendental, convertirse en otro (ser hacia otro).


La filosofía posterior ha ido perfilando los distintos sentidos de lo real, por ejemplo, la realidad del universo o acto de ser del universo no es lo mismo que la realidad del ser personal.

Entonces :

Dios es real,
las personas son reales,
el conocer es real,
el mundo es real.

Pero son reales de distintos modos. El ser se dice de muchas maneras.

Irreal es sólo el objeto del pensamiento, que es intencionalidad pura y los entes solo de razón, como la "nada".

El acto de conocer, acabamos de decirlo, es real, en un sentido de la realidad distinto del sentido que tiene la realidad física. Los tomistas actuales le suelen llamar "ser veritativo".

Por ejemplo, si usted está pensando, está actuando fuera de mi mente, pero es un estar fuera de mi mente distinto al modo de estar una montaña.
Y si usted está mirando un paisaje, los colores que está "sintiendo" son reales, en usted, de modo distinto a como es real la luz física (que es, digámoslo así, "movimiento de fotones").

Para pensar, el entendimiento, que es real, pero no como una montaña,  forma el objeto, que no es real. (El objeto, siendo irreal, remite a la realidad extramental. Es lo que se llama "intencionalidad" del objeto).
El objeto, lo pensado, no es una realidad en sí, es “en” el acto de pensar.
Ése tener un "en", una interioridad distingue la realidad del entendimiento de la realidad de una montaña.

El acto de pensar es acto que no es sencillo, es un acto abierto, que posee intencionalmente.

En sí, el objeto es irreal, su ser es solamente remitir a la realidad extramental, que si es, por ejemplo, una montaña, será una realidad sencilla, distinta de la realidad del acto de conocer.






Para saber más sobre la intencionalidad ir a etiqueta 2.2.0
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¿Qué significa "existencial"?

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En nuestros días, cuando utilizamos el término "existencial" nos estamos refiriendo a la realidad. Al modo como "vivimos" la realidad de nuestra existencia.

Contrariamente, llamamos "lógico" a lo exclusivamente mental.

Se califica de "existencialistas" a algunos filósofos que empleando el método fenomenológico (método que consiste en atenerse a los hechos o fenómenos tal como aparecen en la conciencia) centran su atención en las "vivencias" que tenemos  de la realidad.

Lo existencial no es simplemente lo mental o mis sentimientos.

Para ellos la realidad se alcanza a través de esas vivencias "existenciales".

A menudo decimos, por ejemplo: "lo que da sentido a toda mi existencia es …"

Con esa expresión queremos decir que nos estamos dando cuenta de que la realidad de nuestra vida, o de nuestro ser es…

¿Qué es el espíritu?

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Hegel, en su Fenomenología del espíritu, nos hizo ver que el espíritu consiste en "saberse".

Estudiamos la sabiduría del espíritu, el hábito de sabiduría, en la etiqueta 2.14.0

Se entiende por espíritu lo contrapuesto a la materia. Así se denominan espíritus los seres que no tienen cuerpo.

Los hebreos entienden el espíritu con la imagen del viento que ayuda a las cosechas, algo invisible, secreto, creador.  ruah, es el espíritu que da la vida, el aliento de Dios que hace vivir.

Siempre llevará consigo la idea de iniciativa invisible, misteriosa, íntima.

Espíritu en antropología es "ser persona".

El Espíritu de Dios es su intimidad, su Misterio, su iniciativa secreta. Persona y Personas.


También se clarifica la noción de "espíritu en el tiempo", expresión poliana para designarnos, pensando en la actividad libre del ser creado.
Actividad por tanto incluida atópicamente en el ámbito de la máxima amplitud.

Actividad que no depende de la materia. Depende "libremente" de su Origen.

Es una actividad que da frutos nuevos pues se añade, libremente, al moverse en el ámbito de la máxima amplitud, que es Dios.

El espíritu en el tiempo que es el hombre, puede aprovechar las oportunidades que le ofrece la vida, para hablar con Dios.

Persona es, pues, sinónimo de espíritu.




Para saber más:
Sobre el espíritu : Etiqueta 1.0.5

Sobre la persona : Etiqueta 1.0.4
Sobre la Intimidad : Etiqueta 5.11.0

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¿Qué es naturaleza y qué es libertad?

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Una de las primeras aporías de la filosofía es cómo conjugar lo Uno y lo Múltiple.

El problema es mal resuelto si optamos por el monismo (Parménides) o si separamos en exceso (dualismo cartesiano).

En la actualidad muchos niegan la libertad pensando el mundo y los humanos como combinatoria de átomos (es la versión materialista de lo Múltiple, como si todo fuera una combinatoria de naturalezas físicas). Como si fuéramos una red material.

Otros, en su interior, se imaginan de tal modo libres, que deciden vivir según su espontaneidad (es una versión idealista de lo Uno, como si todo fuera libertad espontánea de mi yo). No cuentan con lo otro.

Nosotros sostenemos que no hay contradicción o contraposición entre naturaleza y libertad.

Es cierto que el filósofo busca el primer principio (arjé) que explique la realidad entera.
Desde Parménides se sabe que ese principio es el ser.

Pero ¿es el ser uno, monolítico? ¿Es acaso el  ser un "todo" de teselas?

La unidad, en antropología, es siempre prematura.
Somos creados, elevados "hacia" la unidad.
Lo que en Dios es Uno (principio y fin, alfa y omega, sentido genético y sentido desbordante del ser) en la criatura es múltiple.

El ser del universo físico contiene naturalezas, principios de operaciones que tienden a cumplir el Orden del ser sencillo. Su "desbordamiento" o actividad es solamente movimiento físico.

Juan A. García llama sentido genético del ser a esa capacidad que tiene, de entrada, el ser primero o universo creado, naturaleza pura.

La persona creada, sin embargo, es dotada de una actividad superior, pura actividad, desbordamiento, que llamamos libertad. Polo la llama ser segundo.

La persona no es la actividad "sencilla" de lo ya determinado en la naturaleza por las condiciones iniciales del universo. La persona se destaca siempre de sus obras y no se reduce a ellas.

La persona es un ser que desborda su actuar. Su actividad es un renacer añadido libremente, que no se aquieta nunca. Podemos equipararla a la libertad trascendental.

La distinción entre naturaleza y libertad es pues primaria.
El ser se dice, de entrada, de muchas maneras. Entre otros tiene un sentido genético (naturaleza) y un sentido puramente activo (libertad).




Para saber más:
Etiqueta 3.1.0 sobre el ser del universo
Etiqueta 1.1.2 sobre la libertad
Etiqueta 5.5.4 sobre la libertad personal
Etiqueta 1.14.0 sobre la unidad



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¿Qué dualidad nos da la clave para comprender el modo de operar de la inteligencia?

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El binomio intellectus / ratio (noús y logos) nos da la clave para comprender el modo de operar de la inteligencia.

Hablemos primero del intellectus o noús:
Intelecto (noús en griego) en la filosofía aristotélica es la capacidad de captar directamente contenidos inteligibles. La comprensión de lo inmediato.

Polo distingue entre :
Intellectus ut potentia : que es lo que se entiende como facultad de la inteligencia, y que es de nivel esencial.

Intellectus ut habitus : Son los hábitos innatos al intelecto agente : sindéresis, hábito de los primeros principios y sabiduría. Son de nivel trascendental.
(a la sindéresis se la llama intelecto práctico. Es el intelecto práctico o razón "natural" por el que el hombre sabe que debe hacer el bien y evitar el mal.

Intellectus ut actus : Es el radical personal Entender llamado también Inteligir personal. Es uno de los cuatro radicales trascendentales descubiertos por Polo.



Y ahora hablemos del logos:
Razón (logos en griego) es el camino de lo inmediato a lo mediato.
La razón posee una notable versatilidad, a veces es deductiva, otras veces no, porque los niveles cognoscitivos se entrelazan. p
Hay muchas modalidades racionales.
Crecemos y los niveles cognitivos se imbrican.
La razón es de nivel esencial, consiste en la "activación" del intellectus ut potencia cuando, al recibir los datos sensibles son iluminados por el intellectus ut actus.
La razón es susceptible de perfeccionamiento cuando es activada, son los hábitos, intellectus ut habitus.


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¿Cómo se entiende bien la esencia del universo?

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La clave para entender el universo es admirar su orden, su armonía.

Considerémoslo teleológicamente. "Telos" se refiere aquí al orden evidente y asombroso que reina en el cosmos.

Las sustancias elementales, aunque carecen de naturaleza (pues no tienen unidas a ellas una causa eficiente que les haga ser principio de operaciones), "cumplen" el orden a su manera, movidas desde fuera.

Las sustancias naturales, que llamamos naturalezas, contienen en sí mismas una causa eficiente, una relación con el fin, con el orden. Por eso operan "naturalmente", desde ellas mismas, al servicio de la sinfonía natural. También "cumplen" el orden.


Polo nos propone un método para encontrar noéticamente ese orden del universo: si pugnamos con nuestro límite mental (2ª dimensión del abandono, que estudiaremos, si Dios quiere, en la etiqueta 2.1.2), si pugnamos, digo, con la mismidad de nuestro pensamiento, encontraremos la esencia extramental, es decir, el universo como esencia u orden del universo.

El universo como esencia es la unidad de orden, en cuanto unidad ordenante, en tanto que "telos" del conjunto de sustancias y de sus operaciones, que "cumplen" divinamente ese orden.

Estamos en el terreno de la pasión de los científicos, estudiosos de las leyes de la naturaleza, de las brumas, de las cataratas, de los bosques y malezas.

Llamamos causa final al "cumplimiento" del orden. Este es el sentido preciso de la noción de causa final en Aristóteles. Cumplimiento que incluye la indeterminación de la materia, haciéndola maleable por el azar, sí, pero también por la voluntad del hombre.

Y la esencia del universo o el universo como esencia es la totalidad causal, no sólo la causa final, que es el "cumplimiento" sino la tetracausalidad u orden completo del universo.

Tetracausalidad que, por otra parte, es realmente distinta del acto de ser del universo o ser como primer principio o ser extramental, trascendental metafísico (ver etiqueta 3.1.0)


Las causas no son trascendentales (salvo la causalidad trascendental). Las causas son predicamentales y Polo las identifica con el análisis del primer principio. Esa es la  esencia del universo.

La tetracausalidad es el universo como esencia.

Dios es Creador del ser extramental y de su esencia, armoniosamente tetracausal.





La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.3 a 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García


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¿A qué llamamos “acto de ser”?

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A lo que hace que el ser, sea. (Nótese la distinción entre el "ser" y "lo que es").

La filosofía se inicia con la admiración, nacida al descubrir que hay algo que no cambia, que es firme, que no es ser mordido por el tiempo: el ser.

Se llama esencia a la verdad de los entes reales, a su meollo, a ese intríngulis que tienen dentro y que les hacer ser lo que son.
Aristóteles dirá que las esencias de las cosas no están en el mundo platónico de las ideas, sino en las cosas mismas. Las cosas son. Los entes son. Lo que son es su esencia.

Y Aristóteles explica los cambios en el mundo sublunar por la composición entre potencia y acto. Las esencias se transforman porque están en potencia. Son movidas, se actualizan, desde las esferas celestes, gracias al orden que existe eternamente en el universo: la causa final.

El Acto sin potencia, Acto puro, motor inmóvil, mueve todo sin moverse. Conoce todo, es conocimiento del conocimiento, sin inmutarse.

Este aristotélico Acto puro (sin potencia) no es creador. Es eterno como el universo y su movimiento.

Tomás de Aquino es el que descubre que, en los entes reales, la composición de potencia y acto no es solamente la composición de materia y forma, sino que hay una composición más profunda: la que existe entre "lo que es" y el "ser", esencia y “acto de ser” (essentia et esse).

En efecto, las esencias (clásicamente: las substancias), no existen por sí mismas. La esencia del elefante no existe por sí misma. Un elefante concreto comienza a existir cuando en el universo aparece su forma sustancial, es decir, cuando la materia se organiza genéticamente como elefante. Pero la “esencia” de elefante no existe por sí misma, al ser contingente.

Hay un acto que la hacer ser y ese acto es el esse o "acto de ser".

Polo considera que no existe un acto de ser para cada ente del universo, sino un único “acto de ser” que hace ser al conjunto del universo y que se despliega según las cuatro causas.

Sin embargo, cada persona es creada directamente por Dios. Cada persona es un “acto de ser” personal.

Entendemos así que no es lo mismo el acto de ser del universo que el acto de ser personal de cada persona. Acto de ser que se convierte con la persona.


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¿A qué llama Polo "reserva"?

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"Origen", "reserva" e "Identidad" son equivalentes (El ser, 73).

La expresión "reserva" señala la imposibilidad para el hombre de culminar la intelección de la Identidad, ya que Ésta permanece siendo un misterio.

El hombre sólo puede vislumbrar el "Origen", pues no sabe cómo puede culminar originariamente la Identidad.

O sea, la identidad es aquello en que nunca podremos acabar de penetrar (Nominalismo, 261).






De esto habla Salvador Piá en “El hombre como ser dual” p. 71.2



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¿Qué es el amor?

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El amor es  comunión de personas.

Dependemos libremente unos de otros. No somos nómadas aisladas.

Dependemos según el conocimiento y el don mutuo (es decir, libremente, amorosamente).

En la medida que nos servimos unos a otros formamos una comunión. 



El Amor cabal es la Comunión de las Personas en el seno del Trinidad.


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¿Qué es lo radical?

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"Lo radical" es el objeto de la filosofía primera.

Radical es propiamente lo que pertenece al ser, sus propiedades puras, sin potencia.



Lo radical para los clásicos es el principio (el acto que asiste en presente).

Para los modernos es el resultado.

Para los cristianos es la persona.

Para Polo lo radical es, además, la pluralidad de personas.





Se puede leer con mucho provecho la monografía de Polo: "Lo radical y la libertad". Cuadernos de Anuario filosófico, nº 179.

Estudiamos "lo radical en la etiqueta 1.19.0
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