¿Es la persona humana el habitante del universo?


La persona humana, aunque con un destino trascendente, es (con todo rigor) el habitante del universo.

Primero porque es persona “corpórea”.

La persona humana es espíritu en el tiempo, es creada en el tiempo del universo físico y tiene como tarea habitarlo, instaurando su don libre.
Para ello despliega su actividad vital, fabricando los medios que forman la cultura.

De entrada, la persona humana (al decir “de entrada” nos referimos a su naturaleza recibida), está abierta a la cultura recogida por tradición. La persona humana está así insertada en la historia y llamada a proseguirla.
Nacemos en el espacio y en el tiempo.

El ser humano es la persona que habita el cosmos, con la acción productiva de su cuerpo.

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


¿Cuál es el tener más alto según Aristóteles?


La virtud.

Aristóteles la llama, a veces,  héxis, en lugar de la palabra usual entre los griegos areté, y lo hace para resaltar el "tener".

Héxis viene de ékhein, tener, y significa propiamente el tener corpóreo.

Decir que el hombre es un ser racional es poco. El hombre es un ser capaz de "tener" racional.

El hombre es homo faber (tener técnico).
El hombre es homo sapiens (tener racional).

Y por encima de esto, el hombre tiene la capacidad de "tener" los "teneres" inferiores.
Ése es el tener más alto para Aristóteles, y lo llama "virtud".

Tener, en tanto que virtud, es conocer las finalidad de nuestras potencias.

Así, la voluntad crece adquiriendo virtudes, que le permiten dominar las pasiones.

Pero Aristóteles mira sobre todo a las virtudes superiores, que para él son los hábitos intelectuales.

El hábito de sabiduría, o el hábito de los primeros principios, redundan en los niveles inferiores del tener. Sabremos para qué sirven las manos (el tener técnico) y para qué sirven las palabras (el tener racional).

Cuando tiene la virtud, el hombre puede mejorar el ejercicio racional y el ejercicio práctico.
Cuando sé calcular, gracias a un hábito matemático, resolveré mejor los problemas de álgebra.
Si poseo la virtud de la puntualidad, llegaré, si quiero, a tiempo, agradando a los demás.

La virtud nos perfecciona. Es una hiperformalización de nuestra naturaleza. Un crecimiento.
El hombre es un ser capaz de mejorarse, capaz de tener virtudes.
El hombre es un ser capaz de crecimiento irrestricto, capaz de virtud.


De esto habla Polo en su artículo "Tres dimensiones de la Antropología", aperecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 22.4.

Para saber más.
Sobre la naturaleza humana:……Etiqueta 6.1.0
Sobre el hombre:…………………..….Etiqueta 1.10
Sobre el tener:…………………..……..Etiqueta 1.9.1
Sobre la virtud:……………………..….Etiqueta 6.2.5
Sobre el hábito:…………………….……Etiqueta 1.9.2
Sobre el hábito en Aristóteles:…..Etiqueta 20.4.2

¿Cuáles son los distintos modos de "tener" descubiertos por Aristóteles?

Pongamos tres ejemplos :

1. El cuerpo tiene vestido o la mano tiene anillo.
Este modo de poseer es el hábito categorial.

2. Cuando pienso algo, por ejemplo, cuando pienso en un sendero solitario.
La operación de pensar posee el objeto conocido.

3. El tercer modo de poseer es el hábito.
Me gusta volver al sendero solitario.
La inteligencia y la voluntad adquieren hábitos que son otro modo de poseer.

El hábito es una disposición que la persona ha adquirido.
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La dualidad radical de la persona humana

La dualidad radical de la persona humana no es otra cosa que nacer - destinarse.

Me permito pensarla como nacer-destinándo.se.
Pero eso es solo un "pensamiento".

En la foto Adam Solomiewicz con su director Juan Fernando Sellés.

¿Cómo explica Polo la interpretación que hace Aristóteles de la antropología?

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Aristóteles hace una interpretación llamémosla "constitucional".

Aristóteles define al hombre (hablar de la naturaleza del hombre es lo mismo que definirlo) como el "animal racional".
Es una visión simplificada de su pensamiento.

El concepto clave de la antropología aristotélica es el verbo griego "ekhein", que se traduce por "tener". Un verbo con mucha mayor densidad de sentido que nuestro "tener".

El hombre es el ser que "tiene"
Que al menos, de entrada, posee la capacidad de tener.

Es el viviente que "tiene" razón.

Ahora bien, el hombre no solamente tiene razón.
Podemos distinguir:
1. El tener corpóreo : el poseer y el habitar (hábito categorial).
2. El tener racional : pensar.
3. El tener según virtud : el hábito.

El hombre puede tener con mayor o menor intensidad.


De esto habla Polo en su artículo "Tres dimensiones de la Antropología", aperecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 16.

Para saber más.
Sobre la naturaleza humana:……Etiqueta 6.1.0
Sobre el hombre:………………....….Etiqueta 1.10
Sobre el tener:…………………..…....Etiqueta 1.9.1
Sobre la intensidad:……………...….Etiqueta 5.4.4
Sobre el hábito categorial:………..Etiqueta 1.9.2
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¿Son los hábitos el tener más alto para la persona humana?

La persona humana es trascendentalmente libertad.

(Un ser abierto dualmente en el ámbito de la máxima amplitud).

En este sentido, la libertad es un "dominio de principios", que es un tener más alto pues los principios no se pueden perder.

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¿Quién va por delante, el tener o el dar?


Ni el uno ni el otro.

El planteamiento clásico da la preeminencia a la razón (que es un "tener"). La libertad se manifiesta aquí en la capacidad de decidir entre los medios que la razón práctica propone para alcanzar el fin (el fin es otro "tener" más alto, que nos viene dado).

El planteamiento moderno da la preeminencia a la voluntad, identificándola con la libertad espontánea de hacer lo que me da la gana. Un dar no se sabe por qué.

Polo ajusta el problema. La libertad trascendental, que se convierte con cada persona, es la inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud, que es Dios.
La preeminencia la tiene el Creador. Que nos da el “tener” y nos llama simultáneamente a “dar”, según nuestro querer.

La Verdad no es así una "forma" impuesta desde fuera (su amplitud es máxima e irrestricta).
Esta Verdad que inspira con su encuentro es el enamoramiento. Y nuestra libertad personal (trascendental) es nuestro canto enamorado a la Verdad.

Cada uno, según sus circunstancias, buscará (libertad esencial) los medios más adecuados para el poema o cántico que es su vida.







Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206


¿Cómo caracteriza Aristóteles el medio y el fin, según el tener?


Medio es el tener práctico, el tener según el cuerpo, la técnica.

Fin es el tener inmanente, la teoría, que culmina en el intelecto.

La virtud superior es la sabiduría.

De esto habla Polo en su artículo "Tres dimensiones de la Antropología", aparecido en Studia Poliana, 13, (2011), p. 24.2.


Para saber más.
Sobre la naturaleza humana:……Etiqueta 6.1.0
Sobre el hombre:………………….Etiqueta 1.10
Sobre el tener:……………………..Etiqueta 1.9.1
Sobre la virtud:…………………….Etiqueta 6.2.5
Sobre el hábito:……………………Etiqueta 1.9.2
Sobre el hábito en Aristóteles:…..Etiqueta 20.4.2

Persona humana, persona corpórea


El ser humano es una persona “corpórea”, es decir, una persona que habita el universo, que vive en el mundo, que está en la historia.

En tanto que persona puede saber de sí.

En tanto que corpórea, sale de su intimidad, manifestándose gracias a su actividad, que se despliega en el mundo y en la historia, habitando el cosmos y expresándose en el tiempo.

La persona humana es un espíritu en el tiempo.

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

¿Cuál es la definición clásica de la persona humana?


Vean qué bien lo explica Juan A. García:
“La definición clásica de la persona humana tiene su raíz en Aristóteles, quien (aun desconociendo el ser personal) entendió al hombre como el animal con logos, el animal racional.

Sobre esa base, Boecio definió a la persona como la sustancia individual de naturaleza racional.

Es una definición nuclearmente correcta; pero que mira al ser humano desde fuera, como a las demás sustancias y al resto de los animales; para entonces apreciar lo diferencial, lo específico del hombre, o del ser personal: que tiene logos, que habla y vive en sociedad; en definitiva, su naturaleza racional.

Lo propio del pensamiento moderno, en cambio, es mirar la subjetividad humana desde dentro: en primera persona, como un yo.”

Juan A. García entonces propone que la persona es el existente que sabe de su propia existencia.

Aspira así  a modernizar la definición de persona; pero sin oponerse del todo a la definición clásica: porque, muy posiblemente, para que la persona humana sepa de su propia existencia requiere ser una sustancia individual de naturaleza racional.

Sin embargo, la óptica de la primera persona es distinta, y eventualmente más fecunda: pues la interioridad y la intimidad de la persona humana acaso sólo se descubren, y desde luego se entienden mejor, con esa óptica “de la primera persona”.

Retengan ustedes esta expresión “de la primera persona”, pues se usa frecuentemente en antropología y a veces, por lo menos a mí me pasa, olvidamos su significación.

Ideas sacadas casi al pie de la letra del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.