¿Qué es lo primero, la naturaleza o la persona?


Tenemos la impresión de que naturaleza y libertad se contradistinguen. Veamos porqué:

La naturaleza es “principio” de operaciones.
La persona (en tanto que libre) es “dueña” de sus actos.

Entonces podríamos pensar: o la naturaleza es lo primero o la persona es lo primero.

La filosofía clásica salvó la articulación entre naturaleza y persona, proponiendo que cabe una naturaleza libre.
En efecto, el ser humano, la naturaleza humana, adquiriendo hábitos, puede actuar cuando quiere. Es progresivamente, creciendo, más libre.
Con hábitos, la naturaleza ya no es el principio radical de las acciones.
Cuando la naturaleza, al crecer con la adquisición de hábitos, es dueña de sus actos, entonces, el principio radical sería la persona que, al ser libre, puede disponer de su naturaleza, gracias a sus hábitos.

Sin embargo, alguno podría pensar (y así pensó la filosofía moderna), que la naturaleza condiciona nuestra libertad. Solamente las personas que dominan sus pasiones podrían ser libres.
No podemos ser todo lo libre que querríamos pues mi cuerpo me limita.

El pensamiento moderno vive trágicamente la esclavitud de la libertad.
Y consecuentemente, busca liberar la libertad.
Busca asentar un sujeto absolutamente autónomo, que sea principio de su propia realización, en lugar de que el principio sea su naturaleza.

Y lo que halla es otro “principio”.

La filosofía clásica dice que la naturaleza es “principio” de operaciones (principio que es más libre en la medida en que adquiere virtudes).

La filosofía moderna dirá que la persona es “principio” libre.
Aquí está la simetría de la que habla Polo.

La aspiración de la filosofía moderna es legítima. Pero el resultado es confundir a la persona con Dios, o con la Naturaleza.
Se ha trasladado la noción de “principio” desde la exterioridad de la naturaleza a la interioridad de la libertad.

Polo supera la aporía: la persona humana no es “primera” sino “segunda”.
Y ser segundo es más que ser primero. Es ser “además”.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.



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