Una vez que la evolución
llega al homo habilis, que es el
animal capaz de trabajar, notamos que esos seres vivientes se extinguirían si
ignoraran por qué "deben" trabajar y, más aún, si no supieran
transmitir los inventos que les han permitido, y permitirán, adaptar el
ambiente a sus necesidades.
Además, los niños todavía
no están en condiciones de trabajar y por eso hay que alimentarlos, cuidarlos,
educarlos.
Sin espíritu, sin
inteligencia "humana" no se puede aprovechar la capacidad que tiene
el hombre trabajador de producir más de lo que necesita para él mismo.
Poder trabajar y no ser
dueños de sí es incoherente.
Las abejas no trabajan, no
conocen "el sentido" de sus vidas. No tienen alma espiritual. Sus
almas son como las almejas, pegadísimas a la materia.
El hombre es independiente
del medio, lo domina, lo cuida, lo arregla.
El hombre no come sólo por
instinto. Una prueba es el arte culinario. Al hombre no le gusta la carne
cruda, la prefiere asada.
Arte y técnica son para el
"sapiens" inseparables. El habilis se extinguió, carente de
inteligencia (y de arte).
De
esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas
clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 38.5
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