Nietzsche conjura la muerte con el eterno retorno.
Nietzsche dice: todo para suprimir la venganza, para
amar la eternidad sin riesgos, para no ser hijo, para producir en régimen de
superación, para convertir el tiempo en ser.
Nietzsche huye del miedo a la muerte de una manera más
refinada que Hobbes, la supera artísticamente.
Propone una eternidad corpórea cultural, sin alma y
sin ética.
Pero el hecho es que él también se murió.
De
esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 215
.
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