El pecado original causa la muerte "per accidens"
En sentido estricto no es el pecado el que causa la muerte, pues la
muerte sigue "naturalmente" a la naturaleza humana.
La muerte se encontraba impedida por el estado de justicia original en
que Dios creó la naturaleza humana.
La muerte es una exigencia natural de la especie humana.
Pero Dios, junto con la gracia había concedido al hombre un conjunto de
privilegios que eran como un freno para lo que reclamaba la naturaleza humana.
El pecado, al destruir el estado de justicia original, se constituyó en
causa per accidens de la muerte.
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