Ratzinger en Introducción al cristianismo dice
que a veces se objeta a la fe de tratar un tema que no nos interesa : lo
"absolutamente Otro".
Sobre todo se le objeta que se quiera poner el sufrimiento
en Dios. Esto es tan incomprensible que habría que encontrarle un sentido. De
ahí que proponen la desmitologización o la secularización o l'aggiornamento.
Ratzinger dirá que la fe no tiene como tema lo
absolutamente Otro, sino Dios hombre.
Dios se ha acercado tanto a nosotros que hemos podido
matarlo. De ahí que algunos piensen que hubiera sido mejor un Dios que se quede
en su eternidad y que no sufra, haciéndonos sufrir.
La encarnación parece excesiva.
El sufrimiento es de tal modo irracional, de
significación tan indemostrable, que se rechaza en el Amor. Sólo se entiende
como castigo.
Las causas de este rechazo del sufrimiento-Amor son:
el racionalismo, que identifica Logos con
matemáticas.
el historicismo, que identifica Logos con
los hechos. Verum quia factum. No se dan cuenta de que lo verdadero no
es lo que ha sucedido, sino lo que sucederá. La historia es una situación y no
lo definitivo.
El que da excesiva importancia a la historia piensa en
el progreso como resultado. Y repugna del sufrimiento como manifestación de
Amor.
el tecnicismo, que
identifica el Logos con lo que se puede hacer. Verum quia faciendum.
Dios no puede "hacer" el sufrimiento, dicen.
Ratzinger dice que hay que volver al verum de los
escolásticos verum quia ens.
Lo que pasa es que ese ser hay que entenderlo
como actividad amorosa y libre. No es el ser "pensado" sino el que se
desvela.
La fe no es ni historia (pasado) ni política (progreso).
La fe es comprender cada vez más.
La fe es un permanecer en Dios, filiación en el Hijo,
que es la novedad permanente. Lo absolutamente Otro, no como diferencia, sino
como novedosa distinción. Dádiva.
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