El hombre es cumbre y ladera.
En cuanto cumbre es libertad trascendental, persona.
En cuanto ladera, el hombre es un solucionador de problemas. Crece al
solucionarlos. Es una ladera cuesta arriba.
(La ladera es la dimensión transversal del carácter de además, la esencia humana) (la cuesta arriba es precisamente el abandono del límite mental).
Al ser un espíritu en el tiempo, busca su identidad,
su culminación, a través de los dones que harán aceptable su vida como don.
(La ladera cuesta arriba constituye los dones).
La riqueza del mundo es tan grande que suscita
problemas.
Pero el hombre tiene capacidad para solucionarlos,
pues al afrontarlos, crece. Se hiperformaliza. Inventa recursos. Ese
crecimiento es la ladera. Como la del cono formado por los desechos de las
minas de cobre de Katanga.
El ser radical del hombre es una iniciativa
esperanzada.
El hombre, y la mujer, son montañas. Como los Andes.
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