La persona humana en tanto que
co-ser (la podemos también llamar "coexistencia" humana) eleva el
universo esencializándolo, haciéndolo el mundo de su vida.
El hombre se incluirá interminablemente
en Dios (en la plena unidad de la existencia que es Dios) ofreciéndole su vida
(luz, trabajo y amor) que crece al incorporar a su mundo la persistente
existencia del universo, que sin las personas no existiría (al menos sin las
Personas divinas que lo piensan y lo crean para nosotros. Dios es el inventor
de la "red").
Las personas añadimos a la
sencillez del universo una peculiar unificación que le convierte en el
"mundo" en que vivimos.
Si podemos hacerlo es porque
somos jerárquicamente duales. Nuestro co-ser dispone, ilumina y otorga, abierto
al ser del universo. Nos dualizamos con el universo (haciéndolo mundo) y nos
dualizamos interiormente, hacia adentro, buscando la aceptación de nuestro
Origen.
Dios crea el universo pensando
en el crecimiento de sus hijos, que por ser hijos de Dios traspasan la mímesis
del pensamiento especular, inventando nuevos amores. El universo brilla así, o
canta, de modo "nuevo", en el Ser de Dios.
El universo es la lira
preparada para el concierto.
De esto habla Juan A.
García González en diversos lugares, por ejemplo, en Miscelánea poliana n. 43:
"La unidad del ser y la coexistencia humana". 11 julio 2013. Jornadas
castellanas tras el fallecimiento de Polo.
Para saber más, ver:
Etiqueta
9.1.1………..esencializar.
Etiqueta
3.0.0………..universo y mundo.
Etiqueta
1.14.0………..unidad
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