La familia es intrínseca al hombre, su consistencia es
de orden ontológico.
Cuando decimos "ontológico", en la propuesta
poliana, nos estamos refiriendo al acto de ser del universo que es distinto del
acto de ser de la persona humana, en este segundo caso diríamos que la familia
es también de orden "antropológico".
El cariño que nos tenemos en familia es más que un valor
ético, es algo naturalmente biológico, que tenemos de entrada, al ser
personas humanas, injertadas en el universo físico.
La familia sólo se desintegra si actuamos contra
naturaleza.
La sociedad, aunque es una exigencia de la naturaleza
humana, y en ese sentido es natural, no es tan consistente como la familia.
Para que la sociedad sea consistente, las personas
deben crecer éticamente, ejercer virtudes. Y la más alta es el amor.
La ética es el ciencia del crecimiento de las
personas.
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