Lo trágico, en la antropología
cristiana, es la soledad.
De ahí que si ponemos un belén en
nuestro corazón, nazca la esperanza.
Usted y yo, con la mula, con los
tres, somos también de la familia de Dios.
Hemos dejado atrás la soledad.
Comienza la épica.
Ideas sacadas
del libro póstumo de Polo "Epistemología, creación y divinidad".
Capitúlo 1, 7. La aportación cristiana.
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