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La persona humana, para que su ser sea aceptado por Dios, debe otorgarle su don, que no posee en su interior.
De ahí que deba abrirse hacia afuera, hacia el universo físico y hacia las demás personas, para constituir ese don.
Esta apertura hacia afuera (generosidad hacia el mundo y docilidad manifestativa de la persona) es continuación del ser personal, del mismo modo que
la apertura hacia adentro o profundidad de la persona es otra continuación.
La apertura hacia afuera tiene dos dimensiones:
-Una es la apertura de la persona
humana directamente hacia el ser del universo (que también podemos
llamar apertura exterior). Es la generosidad de la persona.
-Otra, a través de la esencia de la
persona, (gracias a la sindéresis), es la apertura hacia la esencia del
universo y hacia las esencias de otras personas humanas. La llamaremos apertura inherente. Es la docilidad de la persona.
La persona humana, para que su ser sea aceptado por Dios, debe otorgarle su don, que no posee en su interior.
De ahí que deba abrirse hacia afuera, hacia el universo físico y hacia las demás personas, para constituir ese don.
Pueden ustedes saber más sobre las Aperturas yendo a la página de este blog "Aperturas"
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