Dios crea al hombre para que incremente el bien, perfeccionando el
universo, por Amor.
En el Paraíso, en la antehistoria, Adán tiene la "ciencia del
bien", no la "ciencia del bien y del mal".
Esta última aparece en el momento de la caída y de la expulsión de la
primera pareja.
La "ciencia del bien y del mal" es una ciencia inferior, pues
tiene que ocuparse de los problemas derivados del pecado, de ese error peculiar
de la libertad que se separa de Dios.
Adán en el Paraíso, gracias a la ciencia del bien ponía nombre a las
cosas, es decir, identificaba y manifestaba, honrando así a Dios, la perfección
de cada ser.
Su trabajo era incrementar el bien pues Dios quiso crear el universo sin
acabar de ser todo lo bueno que puede ser.
Los problemas surgen cuando Adán actúa en solitario, al margen de Dios.
Entonces necesita de la ciencia del bien y del mal. Entonces se convierte en el
primer gnóstico de la historia filosófica, pues supone dos principios, el del
bien y el del mal.
La ciencia del bien y del mal es una ciencia de las oquedades del hombre,
de las imperfecciones de su actuar solitario.
El hombre huérfano de Dios es un menesteroso que debe ocuparse
constantemente de colmar sus necesidades.
Entonces el trabajo no es solamente hacer el bien, sino corregir el mal.
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