El animal vive para servir a su especie.
En sentido estricto no tiene sentido hablar de la
esencia animal.
El animal es más bien una naturaleza que se mueve
según la esencia del universo. El animal es un ser intracósmico. Lo que es
propiamente "esencia" es el despliegue del universo material, la
tetracausalidad del acto de ser del universo físico.
Los animales y los otros vivientes no humanos son
naturalezas intracósmicas.
En rigor, el llamado individuo viviente no es
propiamente individuo, en cuanto que no acaba de ser un individuo. El animal
está finalizado por su especie, y no agota su especie, no realiza
enteramente su especie.
Aunque mentalmente pienso "un" perro, ese
perro no tiene toda la perreidad posible.
Por mucho que crezca el perro no alcanzará su fin. Su
vida se perpetuará en el servicio de su especie, que nunca se acaba de
realizar.
Este planteamiento ofrece una posibilidad de
explicación a la evolución, pues las especies, en realidad, nunca están fijas.
Cosa distinta sucede con el hombre, cuya esencia es
manifestación de su ser personal. Aunque tampoco podamos hablar de
"un" hombre solo.
El irreducible ser personal que somos no está
solamente al servicio de la humanidad sino que depende libremente de su buen
querer.
Para
saber más, ver etiquetas:
4.3.0 individualidad,
4.6.0 vida animal,
6.1.0 especies y tipos,
9.1.0
evolución
.
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