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Intencionalidad (de in tendere, tender hacia) indica "remitencia".
Hay realidades que son remitentes de modo natural (ej. el humo remite al fuego; una fotografía remite a la persona fotografiada; la imagen del espejo a la realidad en él reflejada, etc.).
Hay otras que son remitentes de modo cultural, por convención (ej. una bandera remite al país que representa; los cubiertos remiten entre sí, etc.).
En ambos tipos de signos, sin embargo, hay algo que no remite: la materialidad de los signos (ej. el monóxido de carbono, la cartulina de la foto, el vidrio del espejo, la tela de la bandera, el metal de los cubiertos, etc.).
Brentano, considera la intencionalidad como la propiedad de todo acto psíquico que lo diferencia de los "hechos físicos".
Y tiene razón si pensamos que en el universo físico no cabe la intencionalidad pura.
La luz física es lo más intencional en el mundo físico, pues elimina la distancia. Pero la luz física no puede eliminar el tiempo.
Lo "mental" sí que puede ser intencionalidad pura.
Nos referimos pues a una nueva "intencionalidad", la que es enteramente remitente. No es aquello que se siente, sino aquello por lo que se siente. Es como una fotografía sin cartulina; como la imagen en un espejo pero sin el vidrio.
Pero Brentano y Husserl se equivocan si atribuyen al acto de conocer la intencionalidad.
El acto de conocer es coactual con el objeto conocido.
Pero es el objeto conocido el que es "pura" intencionalidad.
Demos un paso más: la intencionalidad enteramente remitente puede ser cognoscitiva o volitiva.
La primera corre a cargo de los objetos conocidos.
Gracias al objeto, conocemos intencionalmente un aspecto de la realidad que se conoce. Esta intencionalidad es intencionalidad de semejanza.
La intencionalidad volitiva está a cargo de los actos de querer.
Lo que es remitente en el conocer es el objeto conocido (intencionalidad pura), y lo que es remitente en el querer es el acto de querer.
La intencionalidad del querer no es pura, ya que no es "pura" remitencia. En la voluntad interviene el querer de la persona, que quiere más o menos al otro.
El acto de querer es coactual con el otro, al que se acompaña. Es intencionalidad de alteridad.
Pienso que también se puede hablar de la intencionalidad de los sentimientos. Su remitencia es también entera, y es una remitencia de "enlace". Los sentimientos relacionan conocimientos con tendencias. Es co-acto de tener y dar.
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