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La neurociencia, al estudiar los actos libres, se encuentra con el dilema monismo-dualismo.
Este dilema aparece si se reduce la causalidad a ser causa eficiente, olvidando el hilemorfismo (materia – forma).
Monismo materialista:
no existe la libertad. Las acciones libres son parte del cerebro.
La neurociencia, al estudiar los actos libres, se encuentra con el dilema monismo-dualismo.
Este dilema aparece si se reduce la causalidad a ser causa eficiente, olvidando el hilemorfismo (materia – forma).
Dualismo de tipo
cartesiano: la mente es exterior al cuerpo. Una entidad exterior que determina
al cerebro.
Se supera ese dilema
si recuperamos la unidad mente-cerebro.
Sin confusión, sin separación.
Polo recupera esa
unidad.
Sin confusión, sin separación.
Y explica ya el
conocimiento sensible aludiendo al “sobrante” formal.
La forma de cada órgano sensible no se limita a informar la materia, sino que tiene un “sobrante” que, al activarse por la modificación de la materia del órgano, hace que se sienta el sensible propio.
Lo sensible es pues
“inmaterial” en tanto que “sobrante” formal.
Podemos entonces decir
que las potencias espirituales son un “sobrante” sin órgano.
Conocemos su existencia por sus manifestaciones corporales (por ejemplo, el habla).
Es puro sobrante, un “además” del cuerpo.
La forma de cada órgano sensible no se limita a informar la materia, sino que tiene un “sobrante” que, al activarse por la modificación de la materia del órgano, hace que se sienta el sensible propio.
Conocemos su existencia por sus manifestaciones corporales (por ejemplo, el habla).
Es puro sobrante, un “además” del cuerpo.
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