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Al "pensar" conocemos objetivamente el yo.
Pero el yo pensado no piensa.
Es cierto que el yo conoce. Pero el yo que conoce no es el yo pensado.
El yo que conoce antecede al pensar.
Y no conoce objetivamente, sino habitualmente. Me explico.
Conocer no es lo mismo que pensar. El pensamiento es un conocimiento objetivo.
Pensamos lo que pensamos y solamente lo que pensamos. Pensamos lo que se
presenta gracias al objeto de nuestro pensar.
El conocer habitual,
sin embargo, no tiene objeto.
Es conocimiento de actos, no a través de objetos intencionales.
Por ejemplo, conocemos que pensamos. Conocemos el acto u operación de pensar.
En la teoría del conocimiento conviene hablar de método-tema. Cada
método tiene su tema.
Hay distintos métodos de conocimiento. Cada método con su tema.
Polo propone considerar el yo como método de conocimiento,
asimilándolo al hábito nativo de
sindéresis, descrito en dos miembros: ver-yo
y querer-yo.
El ver-yo es una iluminación
del acto de pensar.
El yo conoce que pensamos y es real no como pensado, sino como acto
por el que conocemos lo que pensamos.
El yo pensado no piensa, pero el yo "real" conoce que
pensamos.
Vuelvan,
por favor, a la página 50 de Antropología trascendental II, donde Polo da una
primera propuesta de solución a las dificultades modernas. Abandonando la
consideración del pensamiento como "conectivo", muestra que el pensar
no es una red solitaria del universo físico. Somos las personas las que
procreamos la matrix.
Al "pensar" conocemos objetivamente el yo.
Pero el yo pensado no piensa.
El yo que conoce antecede al pensar.
Y no conoce objetivamente, sino habitualmente. Me explico.
Es conocimiento de actos, no a través de objetos intencionales.
Por ejemplo, conocemos que pensamos. Conocemos el acto u operación de pensar.
Hay distintos métodos de conocimiento. Cada método con su tema.
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