La vida recibida de nuestros padres es la naturaleza humana: el cuerpo
humano y las potencias espirituales.
Antes que nada conviene señalar dos distinciones: la distinción
entre viviente y vida y la distinción entre vida
recibida de los padres y vida añadida por cada persona.
Veamos la primera distinción:
El viviente humano es el acto de ser personal, que Dios crea directamente, libre, inteligente y amoroso.
La vida humana, esencial, es la manifestación del viviente, la esencia de cada hombre.
Esta vida depende del viviente, es manifestación del viviente, pero no es el viviente, pues el acto de ser no se agota en el vivir (es siempre además).
…………………..
Y ahora la segunda distinción:
La vida humana es dual: la dualidad constituida entre la vida recibida y la vida añadida.
La "vida añadida" es el miembro superior de la dualidad (se le puede también llamar vida espiritual, alma humana o yo humano).
Esta vida añadida es lo que aporta la persona, cada nuevo acto de ser personal. Lo que era una sencilla naturaleza física (una sencilla primera célula) se convierte en una naturaleza “humana”, manifestación de una persona humana.
La persona se inspirará en la materialidad del universo físico e irá
esencializándolo, haciéndolo su mundo, en la medida en que crezca esa vida.
La vida recibida de los padres comienza cuando una naturaleza física (la primera célula) es apta para ser "esencializada" por la persona naciente.
En ese instante, Dios crea una nueva persona, que se expresa, sin
darse cuenta, en esa naturaleza.
La primera célula viva deviene "humana"cuando es concebida, cuando es apta para ser "animada" (43 cromosomas), en el instante de la concepción, y no antes. Es ése el momento de la creación por Dios de una nueva persona y de su manifestación esencial: su vida "humana" (tanto recibida como añadida).
Por lo tanto tengamos claro que no hay vida añadida sin vida recibida.
Y no hay vida recibida sin vida añadida.
La "vida recibida" de nuestros padres es el miembro inferior de la dualidad que es la vida esencial humana, concretamente, las condiciones iniciales de cada persona.
Y la naturaleza humana (cuerpo y potencias espirituales) es precisamente el carácter inicial de la dualidad de la vida humana.
¿Es intracósmica la vida recibida de nuestros padres?
La vida recibida de nuestros padres es solo hasta cierto punto intracósmica, porque en tanto que vida de una persona es extracósmica, libre.
Y lo es desde el momento de la concepción, cuando la persona es creada, cambiando instantáneamente la naturaleza de la primera célula, que será, desde entonces, manifestación de la nueva persona.
Insisto en el hecho de que nuestros padres no nos dan una vida sencillamente biológica. Nos dan una naturaleza humana, manifestación inicial (cuerpo y potencias espirituales pasivas) al procrear. El que crea es Dios.
Nuestros padres nos colocan en el mundo. La vida recibida de nuestros padres nos inserta en el despliegue del universo.
Noten que el hecho de proceder de dos personas humanas apunta ya a lo metacósmico. Los padres no se limitan a arrojarnos al mundo. Cada hijo, en la medida en que la procreación es humana, es fruto de un plan amoroso.
Cada niña y cada niño se inspiran para crecer no solamente en sus genes, o en su entorno físico, sino sobre todo en su hogar.
++++++++++++++++++
Complemento y glosa a Genara Castillo en su "Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana" (Studia poliana n. 11):
La vida intracósmica se explica filosóficamente como una interrelación
de causa formal, causa eficiente y causa final.
En cuanto forma o causa formal es una información.
En cuanto causa eficiente, es movimiento que retroalimenta la forma, actualizando nuevas formas, ya contenidas en la forma, pues aparecen según un orden o causa final.
Todo eso va incluido en la vida recibida de nuestros padres.
El principio próximo de esta vida intracósmica es la forma (alma) que se puede comparar a una torre de control, pues contiene un código genético que regula, sincroniza y dirige los procesos vitales, permitiéndole crecer.
Y lo más interesante es que esa torre de control, esa alma, esa forma, se hiperformaliza aprovechando los cambios.
Por eso podemos hablar de un "discontinuo", o una epigénesis, porque los cambios temporales ponen en marcha nuevos procesos contenidos sólo como posibilidades en el programa genético.
La vida recibida de nuestros padres es ciertamente física, intracósmica, como la vida que reciben los animales, pero también es extracósmica en tanto que naturaleza “humana”.
Lo peculiar de la especie humana es que esa vida biológica es apta para manifestar la vida añadida por cada persona.
Nunca existe una vida biológica humana estrictamente intracósmica.
Si es humana, pertenece a una persona. Aunque el aborto la deje inédita (por un tiempo).
Veamos la primera distinción:
El viviente humano es el acto de ser personal, que Dios crea directamente, libre, inteligente y amoroso.
La vida humana, esencial, es la manifestación del viviente, la esencia de cada hombre.
Esta vida depende del viviente, es manifestación del viviente, pero no es el viviente, pues el acto de ser no se agota en el vivir (es siempre además).
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Y ahora la segunda distinción:
La vida humana es dual: la dualidad constituida entre la vida recibida y la vida añadida.
La "vida añadida" es el miembro superior de la dualidad (se le puede también llamar vida espiritual, alma humana o yo humano).
Esta vida añadida es lo que aporta la persona, cada nuevo acto de ser personal. Lo que era una sencilla naturaleza física (una sencilla primera célula) se convierte en una naturaleza “humana”, manifestación de una persona humana.
La vida recibida de los padres comienza cuando una naturaleza física (la primera célula) es apta para ser "esencializada" por la persona naciente.
La primera célula viva deviene "humana"cuando es concebida, cuando es apta para ser "animada" (43 cromosomas), en el instante de la concepción, y no antes. Es ése el momento de la creación por Dios de una nueva persona y de su manifestación esencial: su vida "humana" (tanto recibida como añadida).
La "vida recibida" de nuestros padres es el miembro inferior de la dualidad que es la vida esencial humana, concretamente, las condiciones iniciales de cada persona.
Y la naturaleza humana (cuerpo y potencias espirituales) es precisamente el carácter inicial de la dualidad de la vida humana.
¿Es intracósmica la vida recibida de nuestros padres?
La vida recibida de nuestros padres es solo hasta cierto punto intracósmica, porque en tanto que vida de una persona es extracósmica, libre.
Y lo es desde el momento de la concepción, cuando la persona es creada, cambiando instantáneamente la naturaleza de la primera célula, que será, desde entonces, manifestación de la nueva persona.
Insisto en el hecho de que nuestros padres no nos dan una vida sencillamente biológica. Nos dan una naturaleza humana, manifestación inicial (cuerpo y potencias espirituales pasivas) al procrear. El que crea es Dios.
Nuestros padres nos colocan en el mundo. La vida recibida de nuestros padres nos inserta en el despliegue del universo.
Noten que el hecho de proceder de dos personas humanas apunta ya a lo metacósmico. Los padres no se limitan a arrojarnos al mundo. Cada hijo, en la medida en que la procreación es humana, es fruto de un plan amoroso.
Cada niña y cada niño se inspiran para crecer no solamente en sus genes, o en su entorno físico, sino sobre todo en su hogar.
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Complemento y glosa a Genara Castillo en su "Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana" (Studia poliana n. 11):
En cuanto forma o causa formal es una información.
En cuanto causa eficiente, es movimiento que retroalimenta la forma, actualizando nuevas formas, ya contenidas en la forma, pues aparecen según un orden o causa final.
Todo eso va incluido en la vida recibida de nuestros padres.
El principio próximo de esta vida intracósmica es la forma (alma) que se puede comparar a una torre de control, pues contiene un código genético que regula, sincroniza y dirige los procesos vitales, permitiéndole crecer.
Y lo más interesante es que esa torre de control, esa alma, esa forma, se hiperformaliza aprovechando los cambios.
Por eso podemos hablar de un "discontinuo", o una epigénesis, porque los cambios temporales ponen en marcha nuevos procesos contenidos sólo como posibilidades en el programa genético.
La vida recibida de nuestros padres es ciertamente física, intracósmica, como la vida que reciben los animales, pero también es extracósmica en tanto que naturaleza “humana”.
Lo peculiar de la especie humana es que esa vida biológica es apta para manifestar la vida añadida por cada persona.
Nunca existe una vida biológica humana estrictamente intracósmica.
Si es humana, pertenece a una persona. Aunque el aborto la deje inédita (por un tiempo).
Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace : http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html
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