Intentemos comprender la siguiente frase de Polo en
Studia poliana, 1 (1999) p. 23 : "la persona creada significa que su
intimidad no es ninguna "otra" persona.
Intimidad quiere decir apertura íntima de la persona
(ver etiqueta 5.11).
Pues bien, yendo hacia adentro, la persona busca
"otra" persona que le desvele su identidad.
Esa "otra" persona no existe en su
interior, porque la persona humana es "creada".
Si Dios dejara de pensarla, la creatura
desaparecería.
Me dirán ustedes que también el ser del universo
desaparecería si Dios dejara de pensarlo. Es cierto. Pero en el caso de la
persona la dependencia del Creador es mucho mayor, porque como la persona es
novedad permanente, es decir, libertad, nunca se puede decir que está acabada.
La esencia del universo se cumple sencillamente, una
vez establecida por Dios, la unidad de orden que es la tetracausalidad.
Pero la persona humana siempre crece. En mi interior
no tengo la clave de mi ser. No basta que me decida, como Heidegger, a ser
auténtico, pues ignoro mi autenticidad, a no ser que me abra a la
transcendencia.
Las personas divinas existen las unas en las otras,
sin confusión, en unidad eterna. La persona humana es ciertamente creada porque
no tiene el "otro" del que vive en su interior. Si vive es porque el
"Otro" le da la vida. Es el Otro el que me hará ser, si quiero.
Glosa a
Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº
95. 2009, p. 351, nota 53.
No hay comentarios:
Publicar un comentario