Debería serlo.
Y lo es en la medida en que es un acto verdaderamente amoroso en el que las
personas están comprometidas.
No olvidemos que en el Cielo nuestro cuerpo será un cuerpo espiritual.
Aquí en la tierra lo esencializamos en la medida de nuestro querer.
La sexualidad es una dimensión esencial, libre, del don del amar.
Y la continencia más también.
Lo maravilloso es el enamoramiento en el acto sexual (y más también en la
continencia).
El acto sexual es también casto, lleno de respeto, si es enamorado.
Si no está impregnado de enamoramiento es una cosa aburrida, a pesar de lo
que digan algunos.
Es un acto espiritual, su raíz es voluntaria, y casto gracias al compromiso
peculiar de las personas que se aman en matrimonio.
Nada quita al Amor, en la medida en que el compromiso está abierto a la
Vida.
A pesar de su vinculación al sexo, en el acto casto, el uno piensa en la
otra, y viceversa. Uno no está pensando en uno mismo, ni en su incremento de
placer.
La raíz que lo hace amoroso es la libre alianza para colaborar con
Dios en la transmisión de la vida.
Ideas inspiradas en la
pregunta nº 30 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz
con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista
Miscelánea poliana.
Para
saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento;
8.6.0 sexualidad
Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html
.
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