El acto que no se mantiene como acto. La actualidad.
El acto actual está detenido: se piensa lo mismo que
se piensa, ya se ha pensado.
En cuanto que actual, el acto ha llegado a ser acto
y ya está. Se ha agotado.
Para que el acto no se agote, para que sea
“actuosidad” y no “actualidad” debe depender, debe ser siempre “hacia delante”
y no un acto detenido.
Si no se admite o si se deja de lado la creación, la
realidad se estabiliza, como la sustancia pensada: las cosas son lo que son, y ya
está.
Otra posibilidad es pensar la realidad como
enteramente efímera, un “todo” que fluye como un río.
De esto
habla Polo en Antropología trascendental I, p. 136.3
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