La postura
hegeliana es que el espíritu no sólo se conoce, sino que consiste en conocerse
a sí mismo. (Fenomenología del espíritu y la Ciencia de la lógica).
Aristóteles
tiene una posición distinta. Piensa que el saber humano es siempre de otra
cosa.
Conocerse a
sí mismo es cosa divina.
Aristóteles
desconocía la noción de persona.
Hegel se
acerca más a la verdad del espíritu, pues realmente nos conocemos.
El problema
es que cuando el espíritu de Hegel se conoce a sí mismo se detiene. Llegó a
conocerse absolutamente, y ya está.
Nosotros
sabemos que Dios no se detiene.
Y el espíritu
humano tampoco. Somos “además”.
Ideas sacadas del “compendio”
de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.
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