Las naturalezas estrictamente intracósmicas (plantas y
animales) están sujetas al orden del universo físico. Se despliegan según ese
orden.
La naturaleza humana, sin embargo, es solamente hasta
cierto punto intracósmica (ciertamente somos también materia y la causa
material nos retrasa), pero al estar esencializada (pues es manifestación de
una persona humana) la naturaleza humana es, de entrada, extracósmica, pues aunque
el orden del universo físico le afecta (nos produce jaquecas y reumatismos) está
regida por las disposiciones de la persona.
La naturaleza humana está tipificada desde su inicio,
tiene unos rasgos únicos, personales. Es el cuerpo de una persona concreta, y
no sólo un cuerpo con rasgos genéticos de la especie.
También naturalmente, es decir, de entrada, antes de
que se "manifieste" la vida espiritual, lo humano es distinto de lo intracósmico,
porque la naturaleza humana es típica.
La naturaleza del elefante no es típica, pues no es un
don otorgado a "una" persona, sino, sencillamente, un número de su especie.
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