El modo poliano de enfocar
la distinción real de esencia y ser preserva la identidad de Dios, al
equilibrar la prioridad del esse con
la cierta prioridad de la essentia.
La filosofía moderna no sabe
cómo componer essentia y esse.
Heiddeger propondrá quizá el planteamiento más atractivo, dice: no olvidemos el
ser, seremos lo que queramos ser. Y ya está. Morimos. (Hace depender
excesivamente la esencia del ser "huérfano" que somos).
Y cuando Hegel llega
a la Identidad, Dios sería la culminación de un proceso. El ser se macla con la
esencia y se acabó la historia.
Los planteamientos modernos
están regidos por el principio del resultado. Se pierde el principio de
Identidad pues se opera mentalmente una disyunción : o esse o essentia.
Según el planteamiento
poliano, coincidiendo con la tradición,
Dios es Idéntico y las criaturas inidénticas. Distancia siempre
infranqueable.
Dios es Dios y las
criaturas, criaturas. Se salva la Identidad de Dios y su distinción.
Pero Polo va más allá del
planteamiento clásico pues es "moderno" al dar más consistencia o,
digámoslo así, importancia, a la esencia.
En efecto, la esencia tiene
una cierta anterioridad pues no depende del ser en el modo de la eficiencia,
sino que avanza, según su ser, o "hacia" su ser, naturalmente o
libremente.
Somos "además".
La Identidad divina debe
pues declararse "originaria", no puede alcanzarse con ninguna actividad
o proceso mediador.
Y al mismo tiempo, la
inidentidad de la criatura muestra la existencia de Dios.
Me
he inspirado, de algunas ideas de Juan A. García, en su blog sobre Polo, del
día 4 de abril 2010, donde hice varios comentarios.
Si quieren ustedes leer una síntesis
de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a
la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su
distinción"
.
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