No es una dependencia
despótica, sino respetando la naturaleza de las cosas.
De ahí que proponga una
cierta antecedencia de la esencia, respetando la prioridad del ser.
El acto de ser no es causa
eficiente de la esencia, sino más bien está en el orden de la finalidad
(finalidad pura).
Así el esse del universo, que es el mero "persistir" o
"seguir" sin contradicción, permite a la tetracausalidad física (la
esencia del universo) desplegarse según el antes y el después, en orden
armonioso. Es el orden el que marca la finalidad.
Mientras que el esse de la persona humana, la libre
coexistencia, también es una continuación hacia delante, hacia la posteridad;
pero de una manera propia, libre, según su "disponer" que no se
reduce a persistir. El hombre decide finalmente su destino.
La coexistencia personal (así
llamamos al esse humano) más que persistente es insistente;
porque se renueva constantemente. El destino es una llamada.
Y por eso Polo describe el
ser personal como un ser además; es decir, un coexistir insistente, que
permanentemente se redobla y se reitera.
Sin embargo, es libre porque
quiere, si quiere, según su "disponer" que es la esencia de la
persona humana. La vida, está en nuestras manos, la nuestra. Al fin y al cabo
es nuestro don.
Me
he inspirado de, y copiado, algunas ideas de Juan A. García, en su blog sobre
Polo, del día 4 de abril 2010, donde hice varios comentarios.
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