Porque la ética es intrínseca al ser humano, que existe para crecer. (La ética es el arte de crecer).
El planteamiento filosófico más riguroso de la ética es el que la considera in statu nascente, ya desde que el recién nacido llora o ríe, ya desde el embrión humano.
El hombre es un ser abocado a un crecimiento irrestricto. Vive para crecer, para dar.
Su ser es ético.
Ya el embrión humano está transido del sentido del deber. Los padres saben (o "deben" saber) que hay que ayudarle a crecer y que su crecimiento dual, es único en el mundo. Sin ética no sobrevirá.
La ética no es un adorno, no es una moda, no es un código de conducta consensuado.
La ética es la persona humana esencialmente considerada, su perfeccionamiento irrestricto.
El estudio de la acción humana ha de detectar lo ético en su arranque y en su acabamiento.
El óvulo fecundado tiene ya un sentido y una misión irrepetible en el mundo.
La vida lograda es el triunfo de la ética, la felicidad.
De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 25.4
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