¿Al conocer, poseemos la realidad?

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El acto de conocer posee la realidad "intentionaliter". No en cuanto realidad. 
Y eso es una iluminación.

La luz es elevación al fin.

El acto de conocer posee el objeto; no hay objeto conocido sin posesión de fin, de télos.

La intencionalidad pura elimina sin más la comparación con la realidad.
No es como un retrato que "se parece" a la realidad.

El conocer no se detiene en el objeto conocido, como si fuera una "cosa en sí" que se pueda comparar con otra "cosa en sí" que es la realidad.

Claro que en la realidad "hay" más por conocer que lo que con una operación cognoscitiva se conoce; pero en cada acto de conocer no hay nada más por conocer que lo que el acto objetiva o ilumina.

Lo que queda por conocer lo conoceremos por otro acto. A un acto sigue otro. El conocer se prosigue de manera discontinua.

La verdad no es un "en sí" platónico, ni kantiano, sino que es intencional, posee la realidad, el fin, intencionalmente.


De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 62.3-63

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