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El hombre no necesita autorealizarse porque nace de Dios.
Vale ante Dios.
La persona humana es relación, en el orden del Origen.
Esto cambia la antropología, pues el valor del hombre ya no depende de sus
obras.
El hombre vive para aprender a amar, para aprender a corresponder a Dios.
La persona humana crece hacia su Origen.
Es una relación subsistente, pero en el orden del Origen. Depende de Dios,
nace de Dios y vive hacia Dios, para jugar en Él.
El hombre no necesita autorealizarse porque nace de Dios.
Vale ante Dios.
La persona humana es relación, en el orden del Origen.
El hombre vive para aprender a amar, para aprender a corresponder a Dios.
La persona humana crece hacia su Origen.
Juan A. García Gz lo explica así en https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s
Concretamente en el minuto 60.
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