Polo llama "amor puro" al dar sin perder.
El ganar o perder, el gastarse, es propio de la vida
terrestre que avanza hacia su consumación.
En esta vida el amor está enturbiado por deseos e
intereses.
De ahí la discusión entre Fénélon y Bossuet, la famosa
disputa sobre el amor puro.
Ellos no acertaron a ver la dimensión más íntima del
hombre, aquélla por la que el hombre es persona: su capacidad de dar sin
perder.
El amor puro no es el "desinterés", por muy
loable que sea, sino la generosidad de la persona que acepta y da, en un canto,
lo que su Padre le otorga.
Glosa a Leonardo Polo. Tener
y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 130.3
.
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